Al alcalde de As Pontes, el socialista Valentín González Formoso, el visto bueno de la Unión Europea al decreto del carbón no lo cogió por sorpresa. «Lo daba por hecho», reconoce y ahora solicita al Gobierno central «un compromiso firme con un municipio que ha sido durante cincuenta años el eje de la producción eléctrica nacional y un ejemplo de solidaridad con el resto de España».
-¿Cómo ha encajado la noticia de que Bruselas da luz verde al decreto del carbón?
-Evidentemente no me ha cogido por sorpresa. Tanto antes como después de la reunión que mantuvimos esta semana con los representantes de la Comisión de Competencia, ya lo daba por hecho. Pero ahora hay que mirar hacia adelante. En este sentido, ya he solicitado una reunión con el ministro de Industria para abordar este asunto.
-¿Qué espera en estos momentos del Gobierno español?
-El Ministerio de Industria debe concretar las buenas intenciones que asegura tener con Galicia y, en concreto, con un municipio que ha sido durante cincuenta años el eje de la producción eléctrica nacional y un ejemplo de solidaridad con el resto de España. Soy consciente de que se le presentó un gran problema en las cuencas mineras de Asturias y León. Ahora parece que lo tiene resuelto. Es el momento de que enfoque todos sus esfuerzos en articular medidas para solucionar, de una vez por todas, la caída de la actividad en la central de As Pontes.
-¿Cuáles son esas medidas que podrían paliar el parón en la térmica de As Pontes?
-Desde el Gobierno central, a través del Plan Energético Nacional, ha calificado la central de As Pontes como estratégica para garantizar el suministro en el país. Esta es la dirección. Debe pagársele a las empresas como Endesa por un servicio de disponibilidad de las instalaciones durante todo el año, por si fuese necesario ponerlas en funcionamiento. Pero además, hay que buscar otro tipo de mecanismos que ayuden a los sectores implicados en el negocio de la producción de la energía eléctrica, principalmente, las empresas auxiliares y los transportistas.
-¿Se siente dolido con el Ejecutivo central por la forma en la que tramitó el decreto?
-Dolido no es la palabra. Pienso que, al principio, no se dieron cuenta de que al tratar de solventar el problema de los mineros generaban otro en Galicia. Cuando se lo advertimos, optaron por tirar para adelante y en ese sentido quizás faltó tacto. Pero yo, antes que socialista, soy alcalde de As Pontes y defenderé los intereses de mis vecinos delante de quien haga falta. No dejaré de presionar hasta que esto se solucione.