Nadie puede entender la vida del pontés Manuel Castro Fernández – más conocido como Freixo- sin la música.
Y especialmente, sin una gaita porque a ella estuvo unido durante décadas, la mayor parte de los 98 años que ayer pusieron un punto y final. Quienes lo conocían dicen de él que «sempre estaba alegre» y que «onde houbera unha gaita, alí estaba el. As ganas de festa nunca lle faltaban». Natural de la parroquia de O Freixo, acabó viviendo en el núcleo de As Pontes tras entrar a trabajar en la empresa Calvo Sotelo. Una profesión que compatibilizó con su amplia familia y con su amor por la música tradicional. Las repichocas pontesas lo echarán de menos. Tanto como él.
Fuente La Voz de Galicia