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Piscu, sangre fría para el Deportivo

[La Voz de Galicia] Cuerpo técnico y jugadores destacan la tranquilidad del canterano frente a rivales de primer nivel mundial, su concentración y acierto en la toma de decisiones.


Es el futbolista de moda en el Deportivo y uno de los jugadores de la jornada en Primera. Adrián López, Piscu, defensa central del Fabril, ha dejado con los ojos como platos al fútbol español en su segundo partido con el primer equipo, por su desparpajo, tranquilidad y seguridad frente a una de las mejores delanteras del mundo, la del Sevilla.
El canterano ya había causado una excelente impresión en su debut contra el Espanyol, pero el Sánchez Pizjuán ha supuesto su confirmación en la élite. Con sólo 20 años, el futuro es suyo. Sus compañeros de la plantilla y el cuerpo técnico alucinaban ayer con el partido del central y destacaban su concentración y acierto en la toma de decisiones.
Pero lo primero que llama la atención a los expertos es su rendimiento ante adversarios de enorme nivel. «Tamudo y Luis García son dos internacionales con gran experiencia en Primera, y Kanouté y Koné, arietes con amplios recursos, que se benefician además de los excelentes balones que les sirven otros futbolistas de élite. Y en esas condiciones hay que estar muy concentrado para no equivocarse», explica José Luis Ribera, segundo entrenador del Deportivo.
Para Ribera, la clave de las buenas actuaciones de Piscu ha estado en «la elección, la lectura correcta de todas sus acciones en una zona del campo de máxima responsabilidad. Y lo hizo todo con aparente tranquilidad -agrega-, aunque seguro que llevaba por dentro su lógico nerviosismo».
El nivel de Piscu ha sorprendido al cuerpo técnico, admite Eduardo Domínguez, preparador físico. «A nosotros también nos ha sorprendido, pero había muy buenos informes de los técnicos del B, que decían que se debía apostar por él, así que atendimos esas opiniones y le dimos confianza».
Para Domínguez, la verdadera dificultad para el central en Nervión era también la categoría de sus oponentes: «Antes del partido le dije: Si superas lo de Kanouté y Koné puede ser tu reválida. Son jugadores muy fuertes en el contacto físico, veloces en los desplazamientos largos y, por tanto, era una prueba interesante para un central». Eduardo no considera a Adrián «el clásico zaguero alto y pesado», sino «ágil y veloz», condiciones que lo asemejan «a Lopo o Coloccini» y que son «indispensables» en el fútbol moderno. «Puede que de un choque salga mal parado, pero suple por anticipación su posible déficit corporal ante un jugador como Kanouté», explica. Ahora es preciso controlar sus entrenamientos porque puede acusar la diferencia de ritmo respecto al filial. «Hay que tener cuidado», avisa.
Muy frío y tranquilo.
Para Tito Ramallo, técnico del Fabril, la explosión de Piscu no ha supuesto una sorpresa. «No me sorprende nada. Lo conocemos bien y ya se intuía lo que está haciendo». Y arroja más luz sobre el deportivista: «Es un chico muy serio y disciplinado que tiene una gran virtud, compite igual en Primera que en Segunda B». Y eso va con su personalidad. «Es muy frío y tranquilo, no sabes si sufre o padece y transmite esa seguridad incluso en momentos de flaqueza», añade.
Desde ese perfil, Ramallo cree que estamos ante «un especialista, un central moderno que va muy bien en la anticipación y por alto. Juega con inteligencia porque sabe hasta dónde puede llegar, es regular y muy raro que se equivoque, porque toma bien sus decisiones».
El capitán del Deportivo, Manuel Pablo, no duda en elogiar la actuación de Piscu: «Es increíble el rendimiento que ha dado en 180 minutos, pero lo había visto jugar incluso en el juvenil y conocía sus condiciones. Ha estado a un gran nivel». El lateral destaca que hay que mostrarse «muy firme y seguro» para rendir «ante delanteros de tanta calidad» y cree que el Deportivo ha encontrado «un gran marcador. Ésa me parece su mejor virtud», afirma.
Su padre también fue central en el Lugo, en Segunda B.
Persona de pocas palabras y en apariencia tímida, Adrián López, natural de As Pontes, es de los que prefieren responder con hechos, sobre el terreno de juego. Sin embargo, no es difícil sacar de su rostro impasible una amplia sonrisa.
Basta con preguntarle por su padre, Quique López, que fue defensa central del Lugo en Segunda B y, por supuesto, su guía espiritual en esto del fútbol. «Me da consejos de vez en cuando, pero nada especial, lo normal -matiza el deportivista-. La verdad es que es una persona muy tranquila que no se mete a entrenador, pero como todos los padres intenta corregir si ve algún error».
Quienes lo tratan aseguran que a su familia se debe en buena medida, por conocer a fondo el mundo del fútbol y tener los pies en el suelo, el equilibrio de un chaval de 20 años que lleva una vida ordenada y que cursa tercero de Empresariales con unas notas de escándalo. «No me quejo», admite Adrián.
Además, es de los que cuidan su alimentación al máximo. Dicen que evita hasta las bebidas con gas, aunque él lo matiza: «No hasta ese punto, ja, ja. Me gusta el fútbol y quiero ser futbolista, pero dentro de lo normal. Ni me cuido mucho ni soy un desastre, todo muy normal», afirma con humildad.
En A Coruña se aloja en una residencia en la que reside también el juvenil Rochela, otra promesa de la cantera blanquiazul. «Ya nos conocíamos de antes. Su hermano mayor, que ahora está en el Sporting, jugaba conmigo en el Endesa, también de defensa central.

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