«Isto é unha desfeita: antes había panchos e agora morreu todo, non quedan nin sequera as ras»

[La Voz de Galicia] A 30 metros del río Chamoselo las cosas se ven del mismo color que sus aguas: entre un alarmante rojizo y un turbio marrón. Enrique Amoedo y Fina Pena forman un matrimonio que lleva varios decenios viviendo en el centro del municipio de As Pontes, en una casa prácticamente a la orilla del lugar donde el Eume recoge su insano caudal.


Aunque la Xunta tardó en reconocerlo oficialmente, los vecinos lo tienen claro: «Dende que empezaron as obras da autovía vén turbio, como de terra», asegura Fina. «Antes había panchos», recuerda la mujer. «Agora, nin panchos nin nada. Non quedaron nin as ras. Isto é unha desfeita», se lamenta. Su marido corrobora sus palabras: «Morreu todo, todo. A primeira vez que veu roxo volveu chover e logo se vía todo morto no fondo do río. Isto foi unha pena», asegura.
Conocedor del lugar, Enrique explica que se hicieron balsas de decantación al lado de la carretera, pero cree que las medidas llegaron tarde. Y se queja: «Eles xa sabían que había isto dende hai anos».
El resto de los vecinos del pintoresco lugar -un conjunto de pequeñas casas al borde del cauce fluvial, sobre el que pasa un puente y un pequeño paseo con vistas a la unión de los dos ríos- comparten su opinión. «¡Pois que van dicir! ¡Que isto é un desastre!», exclama el matrimonio. De denuncias o quejas no quieren saber nada. «Isto ten que resolverse a nivel dos que teñen responsabilidades», argumentan.
El contraste de color entre el Eume y el Chamoselo habla por sí solo. Y el problema continúa río arriba. Remontándolo, a poco más de 200 metros existe un lavadero. Su pila está llena de agua estancada, paradójicamente bastante más limpia que la que discurre libre a su lado, tras haber precipitado todo el limo al fondo.
Más arriba, en el lugar de Mariñaleda, las máquinas de las obras causantes del desastre continuaban esta semana con los últimos retoques antes de la apertura al tráfico de la autovía. Y sus canalizaciones vertiendo pequeños regueros de agua sucia a los riachuelos que desembocan en el Chamoselo.

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