Un escáner óptico recupera el sonido original de los primeros discos de vinilo

Los sonidos de la prehistoria del blues y del jazz, añejas composiciones grabadas por Leadbelly y Marian Anderson hace más de cincuenta años, han sido depurados de impurezas y preservados para la posteridad con una técnica diseñada por físicos del Berkeley Lab.


A raíz de un acuerdo con la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, depositaria de una fonoteca con alrededor de 2,7 millones de grabaciones en discos de vinilo y acetatos, cilindros de cera, cintas magnéticas, CD y otros soportes, este grupo de físicos desarrolló esta tecnología que a medio plazo podría aplicarse masivamente para conservar la historia de la música americana y hacerla accesible a la mayor audiencia posible.
Esta técnica se basa en un sistema de metrología óptica de alta precisión que el Berkeley Lab había originalmente desarrollado para inspeccionar los detectores de silicio del experimento Atlas, que se utilizará en el acelerador de partículas LHC del CERN europeo para intentar detectar el bosón de Higgs, la partícula fundamental que explicaría el origen de la masa.
Los líderes de este equipo científico, Vitaliy Fadeyeb y Carl Haber, decidieron programar ese sistema óptico que sirve para registrar la trayectoria de las partículas en detectores para escanear los ondulantes surcos de los viejos discos de vinilo. De esa forma, los científicos no necesitan agujas de diamante o cuarzo para registrar el sonido grabado en esas frágiles superficies. Las imágenes en relieve y alta resolución de los surcos son luego procesadas informáticamente para eliminar las impurezas que dañan el sonido y que causan ese molesto ruido de fondo que conocen bien quienes oían música antes de la llegada del disco compacto. Una vez tratado con un software específico, el sonido se digitaliza.
Recuperación de cilindros de cera
Este sistema no invasivo no sólo evita daños en los viejos discos de vinilo sino que puede digitalizar la música de aquéllos que, por accidente o el paso del tiempo, se conservan rotos.
La técnica no sólo es útil para los discos de vinilo. También se ha aplicado a soportes más antiguos, como los cilindros de cera que se utilizaron en los fonógrafos desarrollados por Thomas Edison en 1877. El procedimiento es más complicado porque los surcos de esos cilindros que giraban a 60 revoluciones por minuto variaban en profundidad. No obstante, los resultados son espectaculares también en este caso.
Pese a este avance tecnológico conviene subrayar que el sistema óptico del Berkeley Lab está aún en fase de investigación, lo que impide por el momento su utilización a escala comercial.

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