Una mina gallega transformada en lago y zona verde

[La Brujula Verde] Pocas cosas estropean más un paisaje que una mina a cielo abierto, porque incluso después de que se agote su explotación la tierra se quedará con esa enorme y fea herida. A veces, sin embargo, se consigue “curarla”, y no hablo de la mera cicatrización natural, por seguir con el símil, como pasó con Las Médulas leonesas, hoy convertidas en curioso atractivo. No, me refiero a una actuación directa, de la mano del Hombre, para recuperar la zona.
Uno de los mejores ejemplos está en As Pontes, una localidad de la provincia de La Coruña donde la extracción de lignito dejó, al clausurarse la actividad en 2007, 1.200 hectáreas de terreno levantado y escombros con un impacto medioambiental desolador.
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Desde su apertura, a mediados de los años setenta, la mina produjo 267 millones de toneladas de carbón destinado a la cercana central térmica, que es la mayor de España. Con una profundidad de 160 metros, 90 kilómetros de galerías excavadas horadaban el subsuelo para aprovechar al máximo las 19 capas de mineral existentes.
Decididos a restaurar el entorno, la Xunta de Galicia y Endesa, propietaria de la central, destinaron una inversión de 250 millones de euros que se emplearon en plantar 600.000 árboles autóctonos y vegetación variada que hoy alberga también a 180 especies animales. Para ello hubo que llevar 3 millones de metros cúbicos de tierra.
No obstante, no fue tierra sino agua la estrella del proyecto. Para poder cubrir una extensión tan grande se creó un lago artificial de 17,8 kilómetros de perímetro y una profundidad de 205 metros que tiene una capacidad de 547 hectómetros y se mantiene a una temperatura de 22 grados, algo especialmente interesante si se tiene en cuenta que también cuenta con una playa de 30.000 metros cuadrados.
En el centro se colocó una isla para ocio (se la ha llamado Santa Bárbara, por la patrona de los mineros) y a su alrededor, 60 kilómetros más de caminos y pistas sin asfaltar pensadas para hacer senderismo o ciclismo. y la cosa no queda ahí: este proyecto ha permitido la creación de medio centenar de empresas. Parece ejemplar ¿no?

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