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As Pontes

Una vecina de As Pontes se reencuentra con su hija, un bebé robado hace 44 años

[Faro de Vigo] El médico de un hospital de A Coruña le dijo a Manuela tras dar a luz al séptimo de sus ocho hijos en 1968 que la niña había muerto. Aquel bebé, en realidad, fue dado en adopción a una familia de Valencia sin que su madre biológica nunca lo supiera. Hasta la semana pasada, cuando las pruebas de ADN confirmaron que aquella niña, María Jesús, comparte con Manuela un 99,97% de 19 marcadores genéticos. La mujer, un “bebé robado” hace 44 años, se desplazó ayer por carretera a As Pontes para conocer a su verdadera madre.


Manuela –su familia pide ocultar el apellido de momento–, vecina de la localidad coruñesa de As Pontes y a punto de cumplir 80 años, siempre sospechó que el hijo recién nacido que se agarró a su mano con una fuerza excepcional nada más llegar al mundo el 25 de marzo de 1968 no había muerto en el parto en un hospital herculino porque el bebé venía cruzado, como le dijo el médico y cura que la atendió entonces. Aquel niño ha resultado ser una niña y ha vivido en Valencia 44 años. Se llama María Jesús Cebrián Valero y hoy en As Pontes, hacia donde emprendió ayer viaje por carretera, se reencontrará con Manuela, su madre, con quien comparte el 99,97% de 19 marcadores genéticos en el primer cotejo de búsqueda.
La pequeña fue dada en adopción un día después de su nacimiento a un matrimonio de Montserrat (Valencia). A los catorce años, cuando iba a hacerse en DNI, su padre adoptivo, que pagó dos millones de pesetas en trámites, le comunicó que había nacido en el seno de otra familia. María Jesús no hace más que temblar al presentir el inminente encuentro con la que puede ser su madre que, como ella dice, “me han robado desde hace 44 años”.
Manuela dio a luz ocho hijos, siete en el dormitorio de su domicilio en As Pontes y uno en un hospital de A Coruña, el único que murió. El médico, que la anestesió para un parto natural, le dijo que era un varón y que ni siquiera llegó a ver la luz, que nació muerto. “Ni un día de su vida ha dejado de pensar mi madre en aquel bebé”, cuenta Eva, la menor (38 años) de las hijas de Manuela. “Un bebé con tanta fuerza no se puede morir”, se ha repetido su madre desde aquel día de hace 44 años en el que ni llegó a escuchar el llanto de su criatura, pero del que recuerda cómo salió de sus entrañas.
La noticia de la similitud genética con su supuesta madre biológica, que se encuentra en tratamiento psicológico tras la muerte de una hija y su esposo en el último año, pondrá –de confirmarse al 100%– punto final a la persistente búsqueda que comenzó hace seis años, cuando María Jesús se convirtió en la primera mujer a la que una jueza autorizó a consultar los archivos de la Diputación de Valencia para dar con el paradero de la mujer que la había engendrado.

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