Voces femeninas en la Iglesia

La Unión Pastoral, formada por sacerdotes y cuatro religiosas, cumple 25 años en As Pontes
[A Chaira, por Cristina Arias] Las monjas de la Compañía de María llegaron hace 25 años a As Pontes para formar parte de uno de los primeros equipos pastorales de Galicia en un momento en el que la localidad minera estaba en expansión y había «muchas familias y niños que atender», explica Charo Fernández-España, fundadora de la compañía pontesa y superiora actual de una comunidad de cuatro monjas, junto a Carmen Ulloa, Rita Gil y Mari Carmen Saavedra.


«Fue una idea de Manolo Mejuto, que por aquella época era vicario de pastoral y creyó necesario crear un equipo de sacerdotes y religiosas para abarcar toda la zona», recuerda Charo, que indica que hoy atienden diez parroquias y siguen tomando todas las decisiones en común, aparte de continuar sin cobrar «aranceles» y sólo la voluntad de cada uno.
De los principios, su memoria contiene decenas de anécdotas, porque «la gente al principio no comprendía el trabajo en equipo». Ahora, son viejas conocidas en la localidad y su balance de estos años es «muy positivo».
«Comenzamos dando clases de religión en los colegios, que fue donde mejor nos aceptaron», relata, y recuerda como los niños se sorprendían ante la ausencia del hábito. «Tanto decirnos que venían monjas, y vinisteis vosotras», dice rememorando las palabras de los estudiantes.
«Después, nos fuimos abriendo. Dando catequesis, participando en Cáritas, haciendo visitas a los enfermos y realizando la celebración de la palabra en ausencia del sacerdote, pero no la Eucaristía», explica, mientras hace hincapié en que fue quizás eso lo que más le costó aceptar a la gente. el encontrarse a una mujer en el púlpito.
«No estaban acostumbrados y al principio teníamos que explicar mucho, decir que teníamos permiso del obispo…», cosa de pioneras. «Hoy no hay dificultad,aunque siempre hay alguna persona que nos ve a nostras y se va, pero es normal», dice. Y añade: «Al principio la gente lo comentaba como algo extraño» y recuerda sus palabras: «Vin unha muller misando no Deveso».
Y no fueron las únicas sorpresas, porque algunos relacionaban su labor con los tradicionales oficios de las monjas como la costura. «Nos traían para zurzir un ves-tido, pero nosotras no teníamos ni idea», dice, y ríe.
Ahora, con menos anécdotas, continúan propagando el cristianismo en As Pontes. «Cuatro somos suficientes, aunque estamos abiertas a que vengan jóvenes, que ahora hay poca vocación», dice. Y, pese a que reconoce que el momento actual es más difícil porque «la gente joven se va, los prejubilados también» y la participación en la parroquia es menor, la superiora pontesa se muestra positiva. «Hay un grupo muy numeroso de gente que cuenta con la parroquia, pero siempre querríamos más. Algunos son muy fríos y sólo vienen a cosas punturales».
Su futuro lo tienen claro. «Seguir trabajando hasta que podamos». Y cuando eso no sea posible jubilarse en la Compañía de María de Ferrol, de dónde vienen.

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