Las adormecidas centrales de gas despiertan y destronan al carbón

El inusual abaratamiento de la materia prima enfría los precios de la electricidad

Hasta hace nada, las empresas no sabían qué hacer con los ciclos combinados de gas. Eran centrales de estreno, preparadas para generar gigavatios hora a puñados, pero estaban casi paradas. El sistema parecía no necesitarlas, solo de vez en cuando, como apoyo del resto de tecnologías, y su contribución rondaba el 10 % anual. Algunas compañías intentaron venderlas, sin éxito. Luego trataron de convencer al Gobierno de turno para que les permitiese dejarlas en un estado de hibernación, como a la espera de tiempos mejores. Pero estos han llegado y, al fin, los ciclos combinados de gas natural parecen haber encontrado su sitio en el sistema eléctrico nacional, que ya no puede vivir sin ellos. Durante los primeros siete meses del año su aportación se ha incrementado un 103 %, según datos de Red Eléctrica de España (REE), superando con creces al carbón. Y lo han hecho casi de la noche a la mañana. Como sin querer. Su gran oportunidad ha llegado gracias al inesperado incremento de los precios de los derechos de emisión de dióxido de carbono (este año se cotizan de media un 56 % más caros que el anterior). Esta escalada del CO2 ha expulsado prácticamente del sistema a las centrales de carbón, cuya producción se ha desplomado un 52 % entre enero y julio, lo que ha brindado la oportunidad a los ciclos de gas de demostrar de qué madera están hechos.

Así que el sistema eléctrico está un poco patas arriba. Pero, de momento, para beneficio del consumidor, pues la entrada masiva de electricidad generada con gas natural ha enfriado los precios de mercado y, por tanto, los de la factura doméstica de la luz. Juan Antonio Martínez, analista del grupo ASE, dedicado a la asesoría energética con sede en Bilbao, intenta ponerle cifras a ese ahorro. Estima que puede rondar el 15 % en el último año, teniendo en cuenta que el precio de mercado se ha reducido durante ese tiempo en cerca de un 31 %.

Pero ¿cómo es posible que hasta unos meses los ciclos combinados disparasen los costes de la electricidad y ahora los abaraten? Martínez aclara que el factor fundamental que explica este vuelco es el precio de la materia prima, el gas natural, que en agosto cotizó un 60 % más barato que un año antes. ¿Por qué? «Hay mucho gas en el mercado, licuado en barcos que están dando la vuelta al mundo y van allí donde hay demanda», relata Martínez. Mucha de esa materia prima andante procede de los yacimientos de Estados Unidos, que está desarrollando un floreciente negocio gracias a la técnica de extracción del fracking(o fractura, pues consiste en explosionar el subsuelo para que reviente la bolsa de gas, o la de petróleo). Esta abundancia de producción coincide con una caída de la demanda mundial por las elevadas temperaturas (o sea, que no hace frío para encender las calefacciones), así que el gas está de saldo. Juan Antonio Martínez estima que la situación se mantendrá en tanto no vuelva a aumentar el consumo mundial.

En Galicia, dos de cada

En la comunidad operan dos centrales de carbón, la de Endesa en As Pontes y la de Naturgy en Meirama (Cerceda). La primera lleva meses con un solo grupo funcionando algunas horas, pero la segunda está parada desde febrero y, además, está previsto su cierre para el 2020. El horizonte de funcionamiento de la de Endesa, en cambio, es mucho más largo (en teoría, el 2045), pero si el mercado de emisiones no se enfría, su futuro es incierto.

Por contra, las mismas empresas mantienen otros dos ciclos combinados, en As Pontes y Sabón (Arteixo), que están a pleno rendimiento, después de años agónicos.

El recorte de gastos del sistema, como los incentivos a las industrias, reduce también la factura

Los analistas del grupo ASE llaman la atención sobre otro factor que está contribuyendo al abaratamiento de los precios de la electricidad: la caída de algunos de los costes del sistema. Entre ellos, el gasto en el servicio de interrumpibilidad, que este año es un 40 % más bajo que el anterior (de 316 millones ha pasado a 196 millones); los pagos por capacidad y el dinero dedicado al mercado de restricciones. A este último recurre Red Eléctrica cuando precisa garantizar que la oferta de energía cubrirá la demanda, y paga para ello a instalaciones que aseguren el suministro (como las térmicas) por si hay un fallo.

Todos estos capítulos, y otros cuantos más, se sufragan vía factura de la luz y si esos gastos se reducen, el recibo también. Esos costes del sistema están englobados en los denominados peajes de acceso, que representan en torno a la mitad de la factura eléctrica. Otro 20 % son impuestos y el 30 % restante, consumo. La mayor parte de esos conceptos se pagan en el término de potencia del recibo eléctrico, pero algunos, como la interrumpibilidad, están incluidos en el de energía.

El grupo asesor en energía subrayó que ese recorte asciende a 1,45 euros el megavatio hora este año. El retroceso, según ASE, ha sido progresivo y se inició en el 2015, cuando suponían 10,8 euros y ahora, 4,83. Sin embargo, esta reducción apenas se ha percibido porque fue eclipsada por la escalada de precios del mercado mayorista en los últimos años. 

Fuente La Voz de Galicia

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