[La Voz de Galicia] Primera hora de la mañana. Una docena de trabajadores de Sogarisa y técnicos de la Xunta preparan el desayuno del río Eume (provincia de A Coruña). El tazón es un recipiente de 70 metros cúbicos de capacidad, y el contenido, un batido lechoso de agua y carbonato de calcio. Desde el lunes, esa es la dieta a la que ha sometido la Consellería de Medio Ambiente al embalse de A Capela: 70 toneladas al día.
El objetivo lo explicaba ayer el director xeral de Desenvolvemento Sostible, Emilio Fernández Suárez, setenta metros por encima del lecho del río y en pleno corazón del parque natural de las fragas del Eume: «Subir o pH da auga moi lentamente ata chegar aos valores medios do ano pasado». La extremada acidez del caudal, supuestamente derivada de las obras de la autovía Ferrol-Vilalba, causó a principios del verano la muerte de la fauna piscícola del río.
El tratamiento «é a solución máis conservadora», según el equipo técnico. De hecho, la Xunta ha instalado una boya a cinco kilómetros río arriba que transmite cada cinco minutos lecturas del grado de acidez del agua en superficie y a 20 metros de profundidad. MeteoGalicia recibe los datos y procesa la efectividad de la medicina.
El día comienza con el preparado. La solución de carbonato de calcio tiene un aspecto lechoso y alcanza una concentración de 10 puntos de pH (mil veces por encima de lo normal). Una vez listo, se vuelca a un segundo depósito flotante, de 35.000 litros, y la embarcación echa a andar.
Unos 15 kilómetros y cuatro horas de navegación separan el lugar de carga de la cola del embalse, por donde han comenzado las tareas. Una vez allí, una tubería de aspersión esparce la solución en superficie.
El procedimiento se repite cada día a razón de 105.000 litros de pócima por jornada. Se espera, así, ver los primeros síntomas de mejoría en una semana. Eso determinará si el proceso, presupuestado en un millón de euros, continúa hasta agotar las primeras mil toneladas de calcita acumuladas en A Capela.