Es uno de los principales complejos de generación de energía eléctrica del país y está arrancando la mayor transformación de su historia para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera. El proyecto de adaptación de la central térmica de Endesa en As Pontes implicará la construcción de unas nuevas instalaciones -algunas de hasta más de 30 metros de altura- que no solo cambiarán la fisonomía de la planta, sino también el acceso a la villa minera, ya que el actual será ocupado por las futuras dependencias. A un día de que las máquinas se instalen en la parcela -la que hasta hace poco albergaba el aparcamiento de los trabajadores-, en la central se respira optimismo e ilusión por el desarrollo de esta actuación, que despeja otros 25 años de vida útil, hasta el 2045.
«Nos ha tocado la lotería», exclaman los trabajadores -en torno a 300-, conscientes de que no todas las plantas del país que consumen carbón tienen despejada su viabilidad. «Con diferencia, esta es la inversión más grande que hace Enel en su negocio de generación térmica», explica Marcello Rinaldi, director de la central, en alusión a los 217 millones que destina la compañía a esta transformación.
Principalmente, los trabajos van encaminados a reducir drásticamente el óxido de nitrógeno y el dióxido de azufre que se producen como resultado de la quema del carbón para la generación de electricidad. Endesa ha decidido que lo hará no solo ajustándose a los parámetros de la directiva de emisiones industriales (DEI) de la Unión Europea, sino asumiendo otras normativas aún más restrictivas, como la Bref. Para ello, construirá una planta desnitrificadora y una desulfuradora, la primera de las cuales está ya «muy avanzada». Estará formada por tres tanques de urea, desde los que se inyectará este material a los cuatro grupos generadores para disminuir los niveles de óxido de nitrógeno en los gases de combustión. Si las previsiones que maneja la compañía se cumplen, el primero de los cuatro grupos empezará a funcionar con este sistema en el primer trimestre del próximo año, mientras que el último lo hará en el tercer trimestre.
Uso de caliza
La construcción de la planta desulfuradora, la parte del proyecto de mayor envergadura, dará comienzo mañana mismo y consistirá en la construcción de dos reactores térmicos en los que se usará caliza para la captura del dióxido de azufre. El primero de los reactores se conectará a los grupos 1 y 2 de la central a finales del 2019, mientras que el 3 y el 4 lo harán en el segundo semestre del 2020.
Además de las ventajas medioambientales por la reducción de las emisiones a la atmósfera, la transformación de la térmica implicará también la valorización de los residuos que se generen en los dos procesos mencionados, ya que de la planta desulfuradora saldrá yeso de calidad óptima para el sector de la construcción, y de la desnitrificadora, fertilizante para el mercado agrícola.
Endesa contará con cuatro subcontratistas principales para la ejecución de los trabajos, que tendrán que estar finalizados en el 2020. En conjunto, en la obra participarán entre 50 y 80 firmas auxiliares, un gran número de ellas de la comarca ferrolana, que emplearán en los momentos álgidos de la actividad a entre 350 y 400 trabajadores.
En conjunto, la central sumará unos 15.000 metros cuadrados adicionales, que afectarán al actual vial de entrada al municipio. La empresa ha planteado una permuta a la Administración, asumiendo ese terreno, cediendo a cambio otros para la construcción de otro nuevo, que discurrirá paralelo al actual, y cuya ejecución también financiará la eléctrica. Por motivos de seguridad, a partir de febrero, el vial por el que se discurre hoy en día quedará ya cerrado al tráfico.
Para la térmica, la materialización del proyecto de transformación no implicará la paralización de la producción, y únicamente se producirá un alto cuando las nuevas instalaciones se conecten a las actuales y se pongan en marcha. Será, no obstante, por un período de poco más de un mes, el habitual en las paradas de los grupos cuando se someten a sus revisiones técnicas.
El arranque de esta millonaria inversión se produce en un año en el que la térmica pontesa, con capacidad para abastecer el 5 % del consumo nacional, funcionó un 30 % por encima del anterior.
Fuente La Voz de Galicia