El lago de As Encrobas está ya al fin casi lleno tras ocho años de aportes

La regeneración ambiental del hueco minero acabará la esta semana. El embalse tiene 200 metros de profundidad máxima, 2.200 de largo y 7.000 de perímetro.

Pocos municipios del mundo pueden presumir de tener un parque acuático y un lago artificial. El uso lúdico del primero está demostrado; del segundo, así está previsto (en la zona oeste llevará una playa), pero ya se verá, porque una de sus funciones será aportar agua a A Coruña y área. Ahora empiezan a correr estos nuevos plazos. Hasta ahora lo hicieron las lluvias y los arroyos hasta llenarlo, algo que acabará la semana que viene. Fin de ciclo histórico, que comenzó hace cuatro decenios, cuando comenzaron los trabajos para abrir la tierra y extraer lignito que alimentase a la central de Meirama. La tierra era la de As Encrobas, cuyas casas fueron desapareciendo poco a poco. No fue fácil: los enfrentamientos de con la Guardia Civil en febrero de 1977 aún resuenan en muchas conciencias. No fue una lucha en balde, porque de las 10.000 pesetas que les daban por ferrado sí o sí, al final, gracias al tesón y al apoyo social, la compañía Fenosa se avino a negociar y los 600 y pico metros del ferrado empezaron a valorarse en 350.000. Además, hubo empleos para vecinos de la zona y la construcción de casas. Durante 38 años, la mina manó mineral sin cesar, pero llegó su fin. En el 2008, comenzó el llenado.

Los casi 150 hectómetros cúbicos cubren un hueco y con él una buena parte de la historia comarcal del último tramo del siglo pasado. Más que letras, ahora el hueco se cuenta en números. Los 2,2 kilómetros que mide de largo, otro de anchura (171 hectáreas de superficie) y 200 metros de altura. No es solo agua. Quien haya visitado el lugar (el acceso no es libre) con algo de tranquilidad habrá quedado impresionado de la riqueza vegetal. En algunas zonas parece un parque botánico, abarrotado de frondosas. Cuenta Gas Natural Fenosa que hay 839 especies vegetales y animales (hace unos años, a la mitad del llenado, ya se podían ver aves migratorias) y se han plantado 450.000 árboles. Muchos parecen, pero es cierto que el bosque lo rodea todo. Ya existe un microclima y las brumas que produce sobre su vertical no son infrecuentes. Todo este sellado natural ha costado 60 millones de euros.

Esas aguas cubren ahora las tierras sobre las que se asentó Gontón, Guichar, Soriga, Pontoxo, Belsar, Burís, Francelos, Boián, Croeda, Avieira, Pumariño… Una parte de la historia que ya no tiene vuelta atrás.

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«Estou altamente sorprendida», confesó la conselleira de Medio Ambiente, Beatriz Mato, al salir de una reunión con los responsables de Gas Natural Fenosa que se le explicaron cómo habían regenerado a lo largo de los ocho últimos años, y tras una inversión de 60 millones, la mina de lignito de Meirama, situada en la parroquia de As Encrobas (Cerceda), inundando el hueco con agua de lluvia y de varios ríos. El resultado, el segundo mayor lago artificial de Galicia, tras el de As Pontes, que ya está al fin ya lleno. Bueno, casi, la próxima semana lo estará a rebosar. Lo avanzó ayer el delegado en Galicia de la empresa eléctrica, Manuel Fernández Pellicer, durante una visita de Mato a As Encrobas para conocer la experiencia medioambiental.

La conselleira destacó que la compañía había solicitado ya la incorporación del espacio al dominio público hidráulico, paso previo para dar uso al lago y su entorno. En este sentido, destacó las oportunidades de turismo que abrirá para Cerceda esa especie de parque natural, que incluye una playa de 400 metros de largo. La primera teniente de alcalde de ese Concello, Begoña Rodríguez, subrayó que pretenden sacar partido de la zona para organizar actividades de ocio y de tiempo libre. Sin embargo, el aprovechamiento del lago habrá de pactarse entre el Ayuntamiento y Augas de Galicia.

Fuente La Voz de Galicia

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