La central de As Pontes ve «complejo» retomar la producción de electricidad

El encarecimiento del precio del CO2 lastra el futuro de la planta que invierte 220 millones para contaminar menos. Endesa tratará de reducir los costes para poder superar el parón mientras Meirama ya ha decidido que cierra

El futuro de la producción eléctrica mediante la quema de carbón parece tener los días contados en Galicia. En enero, Naturgy anunciaba  el cierre de la térmica de Meirama, en el municipio coruñés de Cerceda. Mientras la gran central de la Comunidad, As Pontes, llevaba ya algún tiempo ejecutando un plan de inversiones próximo a los 220 millones de euros para adaptarse a la normativa europea anticontaminación y poder seguir produciendo hasta 2035. Pero en abril, la planta de Endesa paró sus hornos. Desde entonces casi no ha vuelto a funcionar y la central asegura que en las condiciones actuales «el panorama es muy complejo» para retomar la actividad.

A Endesa no le dan las cuentas. En el último año los costes de producción se han disparado y la causa ha sido el aumento del precio del CO2, el principal gas responsable del cambio climático. As Pontes es la central térmica más potente del Estado. De media, entre 2013 y 2017, emitió 7,1 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono lo que la convierte en uno de los 20 mayores focos contaminantes de la Unión Europea. El año pasado pagaba la tonelada de CO2 a unos 8 euros, ahora el precio ronda los 27. Además el Gobierno central impuso un nuevo impuesto este año, el céntimo verde, por el que la central debe abonar un 7% de toda su producción.

En virtud de los acuerdos firmados para luchar contra el calentamiento global, la Unión Europea se ha propuesto reducir un 40% las emisiones de CO2. Desde Bruselas se fijan los objetivos generales y después cada Estado pone en el mercado las toneladas que le corresponden. Para poder emitir, las industrias deben pagar un precio que se negocia en un sistema similar a la Bolsa. «El mercado de CO2 se ha estrechado y hay más demanda que oferta», explica Cipriano Castreje, abogado coruñés especialista en energía. Consecuentemente, los precios han ascendido. Pero para Castreje hay otro factor que explica la importante escalada. Y esla especulación. El sistema diseñado por Europa para los derechos de emisión, no sólo permite comprar CO2 a las fábricas. Los inversores también pueden hacerlo. Además, como en el caso de alimentos como el café o los cereales, funciona un mercado de futuros, que permite cerrar los precios de la venta con mucha antelación. Los fondos de inversión o las empresas de «trading» hicieron hace tiempo su apuesta y de momento están ganando. «Los especuladores vieron la jugada», indica Castreje. 

Los empleos

El alcalde de As Pontes, el socialista Valentín González Formoso, acusaba hace diez días a la Comisión Europea de permitir esa especulación. El regidor se reunía con otros alcaldes de municipios coruñeses y lucenses afectados por un posible cierre de la central. La térmica de Endesa cuenta con 160 personas en plantilla y otras 600 realizan trabajos vinculados a la central, como el mantenimiento. Además, el 50% del tráfico del puerto de Ferrol a donde hasta hace poco llegaba el carbón importado depende de que continúe la producción eléctrica.

Fueron precisamente, los transportistas los que han iniciado las movilizaciones. A principios de este mes unos 150 camiones partían en caravana desde Ferrol hacia Madrid para forzar una reunión con el Gobierno. En el último año habían invertido en vehículos menos contaminantes para adaptarse al plan para reducir la contaminación que Endesa tenía encima de la mesa. Pero desde abril sus vehículos están parados sin carbón para transportar. 

La escalada de precios del CO2 se produce justo cuando As Pontes lleva ya ejecutada el 60% de la inversión de 217 millones de euros para reducir sus emisiones a la atmósfera. Pero la mejora de los procesos productivos de la planta no le ahorrará toneladas de dióxido de carbono sino que reducirá otros gases, también nocivos para el medio ambiente, como el dióxido de azufre o el óxido nítrico. Fuentes de la central explican que si «no cambia el mercado ni la regulación el panorama es muy complejo para seguir funcionando». La única vía para lograrlo será la de intentar abaratar los costes de producción» y Endesa, aseguran, «está haciendo todos los esfuerzos posibles».

La carestía del CO2 afecta también al resto de centrales térmicas del Estado, que no logran colocar su producto en las subastas eléctricas. Sin embargo, España deja entrar en el sistema electricidad importada de centrales térmicas de Marruecos que logra venderla más barata al no comprometerse en la lucha contra el cambio climático.

Fuente ABC

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