La falta de demanda y la competencia de EEUU frenan el biodiésel gallego

[El Progreso] El biodiésel – sustituto natural del diésel- gallego avanza, aunque no tan rápido como sus fabricantes desearían. Galicia se sitúa ya entre las comunidades líderes en producción de este biocarburante, pero la competencia del biodiésel que llega de Estados Unidos y la falta de demanda están frenando el desarrollo de esta industria, que cuenta con tres proyectos en el limbo.
Tampoco arranca un proyecto de menor envergadura, el que pretendía llevar a cabo la empresa Augas Mansas (liderada por el constructor Ricardo Mella) en As Pontes. Una planta que produciría hasta 34.000 toneladas anuales de biodiésel. ”Ahora mismo el proyecto está paralizado”, admite el propio Mella. ¿Los motivos? ”Hubo problemas por la ampliación del polígono y por la adjudicación de las parcelas”, explica.


La Unión Europea anunció en marzo que impondrá aranceles a la entrada de biodiésel procedente de EE.UU, un producto que recibe importantes subvenciones allí (300 dólares por tonelada) y cuyas importaciones están afectando gravemente a la industria española. Galicia se sitúa entre las comunidades más perjudicadas, ya que la apuesta por los biocarburantes incluyó la inversiónde muchos millones de euros.
Las tres plantas de biodiésel ya existentes en Galicia afrontan 2009 como ‘un año de transición’, a la espera de que la imposición de esos aranceles al producto norteamericano permita competir en igualdad de condiciones. La situación del mercado puede repercutir también en la puesta en marcha de la cuarta factoría, que empezará a funcionar antes de verano en Ferrol. Más dudas existen sobre otros tres proyectos pendientes.
Al mismo tiempo, tampoco existe todavía una demanda que ‘tire’ del sector. De las 542 estaciones de servicio que funcionan en Galicia, apenas 23 de
ellas venden al público biodiésel, pese a sus precios competitivos. Su situación geográfica tampoco ayuda, ya que casi todas ellas están situadas lejos de las grandes ciudades gallegas, donde residen la mayor parte de los potenciales consumidores.
Problemas
Las primeras fábricas que se pusieron en marcha en Galicia son las que afrontan las mayores dificultades. ”Creemos que sigue entrando biodiésel de Estados Unidos. A día de hoy, ninguna petrolera se ha puesto en contacto con nosotros para comprar nuestro producto”, denuncia Bruno Abad, responsable comercial de Biocarburantes de Galicia (Bgal), con sede en el municipio lucense de Begonte. La planta (la primera que arrancó en Galicia) está funcionando, pero lo hace a muy bajo ritmo.
La diferencia de costes con el producto foráneo (hasta 2.000 euros en cada cisterna) provoca que las dificultades para vender el biodiésel sean enormes. A falta de un acuerdo con las grandes petroleras que les permita distribuir el producto en la mayor parte de las estaciones de servicio, el biodiésel que sale de Begonte se vende a empresas de transporte y a algunas gasolineras libres. ”Intentamos aguantar el tirón, pero esperemos que las cosas cambien”, admite Abad.
Algo similar sucede en la planta de Energía Gallega Alternativa (Egal), en Cerceda. Ambas tienen una capacidad relativamente modesta, y por eso sufren en mayor medida la entrada masiva de biodiésel de las fábricas de Estados Unidos. Su consejero delegado, Alejandro Arias, reconoce que ”resulta complicado competir con eso” y que la producción de la planta se está ajustando a las demandas puntuales de mercado.
En todo caso, ”mucho menos” de las 40.000 toneladas que tiene de capacidad la factoría. Por el momento, el buque insignia del biodiésel gallego es la factoría de la empresa aragonesa Entabán en el puerto exterior de Ferrol. Su capacidad (200.000 toneladas) la sitúa entre las mayores de España, aunque también está notando la competencia del biodiésel de Estados Unidos. ”Esa es la clave”, destaca Javier Bouza, director de la planta.
Entabán–Ferrol también está dando sus primeros pasos. ”Este año estamos al 30%”, explica Bouza. El biodiésel que sale de Ferrol tiene como destino, principalmente, el sur de España. ”Para Galicia aún no hemos hecho ventas, aunque en un futuro hasta un 90% de la producción podría quedarse en Galicia”, añade. A mayor proximidad, menos costes logísticos de transporte.
Proyectos pendientes
La actual coyuntura no impedirá que Galicia siga incrementando la producción de biodiésel, combustible elaborado a partir de cereales y otras plantas. Antes de verano, Infinita Renovables abrirá en el puerto exterior de Ferrol la mayor factoría de Galicia, con 300.000 toneladas de capacidad. Al mismo tiempo, y bajo el más absoluto secreto, la empresa madrileña Biocarburantes Peninsulares (vinculada al grupo Eulen) está terminando de construir otra factoría en Narón, muy cerca de Ferrol.
Pero otros dos proyectos están en el limbo, sin que las perspectivas sean precisamente optimistas. El más anunciado es el que pretendía construir Acciona en Arteixo, anunciado a bombo y platillo en febrero de 2007 por el conselleiro de Economía, José Ramón Fernández Antonio. La planta tendría una capacidad de 200.000 toneladas.
Pasados dos años, nada se sabe de ella. Problemas urbanísticos y la actual coyuntura económica han provocado que Acciona paralizase un proyecto en el que se iban a invertir 80 millones de euros, con una ayuda pública del Igape de 3,7 millones.
Tampoco arranca un proyecto de menor envergadura, el que pretendía llevar a cabo la empresa Augas Mansas (liderada por el constructor Ricardo Mella) en As Pontes. Una planta que produciría hasta 34.000 toneladas anuales de biodiésel. ”Ahora mismo el proyecto está paralizado”, admite el propio Mella. ¿Los motivos? ”Hubo problemas por la ampliación del polígono y por la adjudicación de las parcelas”, explica.
Ahora el tiempo corre en su contra, porque en dos meses terminará el plazo para acceder a una subvención del Ministerio de Industria vinculada al Plan Ferrol, que sufragaría el 30% del coste del proyecto.
”No son retroactivas”
La patronal española de los biocarburantes APPA fue la última en pronunciarse sobre las medidas previstas por la Unión Europea para frenar la competencia del biodiésel norteamericano. Así, APPA ”valora positivamente la adopción de aranceles” pero lamenta que las medidas adoptadas ”no son retroactivas”, por lo que el ”grave daño” causado a la industria española —y por extensión, a la gallega— ahora ”queda impune”.
Al mismo tiempo, la patronal también critica que la ”falta de control” de la Comisión Nacional de Energía, a la hora de vigilar el cumplimiento de la orden reguladora de la obligación de biocarburantes, aprobada en octubre. Este texto introdujo una disposición con el fin de evitar que el biodiésel procedente de Estados Unidos (conocido como B99) se pudiese utilizar para el cumplimiento de la orden. Pero la patronal acusa a la CNE de no estar controlando el cumplimiento de ese requisito, lo que impide que en la práctica surta efecto.
Situación similar al resto de España
Galicia cuenta con más de medio millar de estaciones de servicio, pero los conductores sólo pueden adquirir biodiésel en 23 gasolineras gallegas según los datos del Ministerio de Industria. La mayor parte de ellas se localizan en la provincia de A Coruña (12), seguida de Ourense (5), Pontevedra (4) y Lugo, en donde hay dos.
Pero al comprobar la situación de otras comunidades, se puede verificar que el desarrollo de la venta de biocarburantes varía sustancialmente. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid apenas cuenta con cinco gasolineras que surten biodiésel para sus más de seis millones de habitantes. En el lado opuesto, la provincia de Barcelona contabiliza 105 estaciones de servicio que incluyen este biocarburante en su oferta.
En cuanto a su precio de venta, las diferencias entre el biodiésel y el gasóleo de automoción tampoco son excesivas. Atendiendo a las estadísticas de Industria, el litro de biodiésel en la provincia de A Coruña se sitúa entre los 84 y los 88 céntimos de euros. En esta misma provincia, el diésel más barato se puede conseguir a 0,83 euros, mientras que el más caro llega también a los 0,88 euros. Es más, las gasolineras que venden biodiésel lo ofrecen a menor precio que el gasóleo A.

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