[ElMundo] La villa coruñesa de As Pontes está cada vez más cerca de obrar un particular milagro y lograr que el vasto espacio que ocupó durante décadas la mina de Endesa pase a convertirse en un inmenso lago artificial. El proceso de llenado discurre a buen ritmo, pero el Ayuntamiento trabaja, de modo paralelo, en la recuperación paisajística de su entorno. Hace dos semanas cuatro estudiantes del Máster de Arquitectura del Paisaje de la Fundación Juana de Vega, de A Coruña, presentaron en la localidad los proyectos con los que pretenden aportar su grano de arena a las intenciones municipales.
Una de las alumnas, María Paz Sangiao, se hizo merecedora en fechas recientes del premio nacional Iberflora, que reconocía el mejor proyecto de fin de carrera sobre regeneración del paisaje natural. La estudiante, natural de Ferrol, aboga en su proyecto por potenciar “el pasado histórico de As Pontes como enclave minero”, sin descuidar su “increíble riqueza paisajística”.
En su propuesta, que incide sobre un ámbito natural de 40 hectáreas de superficie, se integran elementos significativos, como las líneas de alta tensión que atraviesan el entorno, el canal de agua que comunica el río Eume con el nuevo lago o la enorme chimenea de la central térmica de Endesa en la localidad, todo un símbolo de As Pontes visible a no poca distancia de la villa.
Paz Sangiao propone viales de acceso para peatones y tráfico rodado, el fomento de la vegetación autóctona o la ubicación, en la zona sur de esa área, de un museo de la minería. Al mismo tiempo, sugiere la instalación de puntos de luz “que se mimeticen con el paisaje” y la creación de un aparcamiento “totalmente arbolado”.
Los demás proyectos
Otra de las alumnas, Paula Monedero, aportó un trabajo que busca la unión entre el casco urbano y el lago a través de un “macroespacio que recoja la riqueza industrial y cultural de As Pontes”. Proyecta un “gran parque industrial y cultural” que conste de “caminos, plataformas y miradores”, sin descartar la creación de un estanque, “que separaría estas estructuras del propio lago y que, en el caso de que el nivel de las aguas subiese, sirviese para absorber estas crecidas”. Y apostando por las nuevas energías.
Los autores de los proyectos paisajísticos, con el alcalde. | Ayuntamiento de As Pontes
La estudiante Lucila Nieto sugirió la construcción de dos plazas interconectadas, enmarcadas en un espacio “de diferentes niveles marcados por distintos tipos de vegetación”. Estos imitarían “a las olas del mar” gracias a sus tonalidades. Asimismo, contempla un edificio multiusos.
Por último, Gabriel Alarcón, galardonado con un accésit en el premio nacional Iberflora, propuso un espacio “en evolución permanente”. Partiría “de una base inicial, a partir de la que se iría modificando el paisaje con el paso del tiempo”, e incluye “espacios en los que habilitar viviendas o edificios multifuncionales. Con ellos, se aspira a poder “unir el casco urbano con el entorno del lago”, mediante una “red de mallas a base de pasos peatonales o viales”.
Otras iniciativas
El Ayuntamiento de As Pontes, presidido por el socialista Valentín González Formoso, avanza en estos meses en la redacción del Plan General de Ordenación Municipal llamado a canalizar el tránsito del papel a lo real de la nueva cara de la explotación minera.
Para ello, no sólo se tendrán en cuenta las ideas presentadas este viernes, sino también las que aportarán alumnos de la escuela coruñesa de Arquitectura, que analizan en una asignatura específica el particular escenario que presenta de la localidad.
Pero también tiene ideas propias. Así, el consistorio ha adjudicado en los últimos días la redacción del proyecto de unión del cauce del Eume con el nuevo lago. Una iniciativa que se ejecutará con cargo a fondos del plan Miner y que prevé la creación de una senda que enlazará con el paseo que ya une el embalse de A Riveira y el parque natural de As Fragas do Eume.
Un recurso paisajístico y turístico
El proceso de llenado del lago artificial que cubre el hueco de la antigua mina de Endesa en la localidad pontesa podría estar finalizado ya en las próximas semanas, de cara al inicio del 2012. Su superficie se acerca a los 12 kilómetros cuadrados, superando los 200 metros de profundidad en determinados puntos.
Será el punto definitivo para un procedimiento que arrancaba en el 2008, gracias a una inversión de más de 35 millones de euros. El pistoletazo de salida llegaba poco después de que, en diciembre del 2007, cerrase la explotación de lignito pardo. Las lluvias de estos tres últimos años y el propio trasvase de agua desde el caudaloso Eume, a través de un canal de más de 3 kilómetros, han facilitado el desarrollo de la iniciativa. La Xunta de Galicia, a través del organismo Augas de Galicia, asumirá la titularidad de la lámina de agua una vez que culmine el llenado.
La nueva superficie, que cuenta con una gran isla central, aspira a convertirse en todo un reclamo natural y paisajístico, pero también lúdico y turístico. No en vano, cuenta con una playa artificial a poco más de 300 metros de distancia del casco urbano. Para crearla, han sido necesarias 90.000 toneladas de arena. Además, se prevé la instalación de pantalanes y embarcaderos para barcos de recreo e infraestructuras para la práctica de deportes acuáticos y la observación de aves.
Los cambios para el entorno son inevitables. Sin ir más lejos, los tres cauces fluviales que desembocaban en el valle de As Pontes lo harán de nuevo sobre el lago, dotado de un canal de desagüe, y ejemplares de pino, roble o abedul diseñarán una nueva imagen de un municipio señalado por la alta contaminación que genera la mayor central térmica de España. El consistorio organiza visitas guiadas a la zona desde el pasado invierno.
La explotación más contaminante
Como fecha oficial, el 31 de diciembre del 2007 cerraba la explotación de As Pontes, tras 65 años de actividad. Fue la Empresa Nacional Calvo Sotelo (Encaso) la que arrancó con el sueño minero, en 1942, y Endesa tomó el relevo justo 30 años después.
Ambas compañías lograron extraer en esas seis décadas y media 270 millones de toneladas de lignito, aplicado a la producción de electricidad. En su máxima plenitud, se llegaron a retirar hasta 12 millones de toneladas en un sólo año; en su último ejercicio, apenas 2,6 millones.
La entrada de Endesa abrió la etapa más brillante en la historia de la mina. Se activó un proyecto encaminado a dotar a la localidad de una central de 1.400 megavatios, cuatro grupos de transformación y hasta 2.500 trabajadores en su mejor época. Fue a principios de los noventa cuando las exigencias ecológicas, al ser la central que más contaminaba en toda España, marcaron el inicio del trabajo con el lignito de importación, menos contaminante y que hizo estrechar el vínculo con el puerto de Ferrol.
El mineral, llegado de puntos tan distantes como Indonesia, pasó a ser uno de los principales tráficos de la dársena naval y el trasiego de camiones por la autovía que une ambas localidades en apenas 30 minutos de recorrido pasó a ser imagen común. Pero esa estampa también atravesó horas amargas hace ahora un año, cuando el decreto del carbón puso en peligro el sustento del amplio colectivo de transportistas que opera en la zona.
La actividad de los grupos de Endesa se ha resentido en varias ocasiones durante estos meses, pero al cierre del ejercicio la compañía eléctrica habrá traído hasta la rada ferrolana cerca de una treintena de embarcaciones, con casi cuatro millones de toneladas de hulla a bordo. Esa cantidad duplica la del 2010.
Con el cierre definitivo de la mina, se daba el paso decisivo para la plena transformación de la gran central, cuyos cuatro grupos ya estaban totalmente adaptados al trabajo con el carbón importado. Pero Endesa sigue moviendo la actividad económica, comercial e incluso social de este municipio de interior de 11.000 habitantes, el más poblado de la comarca del Eume, en el área de influencia de Ferrol. Aunque el poderío de la eléctrica no sea el de antaño, sigue ejerciendo de telón de fondo hasta en el más insospechado de los detalles de su vida cotidiana.