Un regalo envenenado

El lago ácido das Pontes pasará a depender de la Xunta en 2012, una vez se haya completado el llenado del hueco. Sin embargo, Endesa seguirá manteniendo la propiedad de los terrenos del entorno.
[kaosenlared.net] El enorme lago artificial con el que Endesa cubre la antigua mina de lignito de As Pontes pasará a depender de la Xunta de Galicia en 2012, justo en el momento en el que quede llenado, aunque la empresa mantendrá responsabilidades hasta 2020. Será el organismo autonómico Augas de Galicia el que gestione una gigantesca laguna que acentúa el riesgo de movimientos sísmicos, segundo denuncian expertos geólogos como Juan Ramón Vidal Romaní, catedrático de Geología y director del Instituto Universitario de Geología Isidro Parga Pondal de A Coruña.
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“La Xunta quedará con las competencias sobre el lago y sobre todos los problemas éste conlleva, mientras la empresa queda con los terrenos de alrededor y los de la escombrera, donde pueden hacer lo que quieran; para ellos es un negocio perfecto”, aclara Vidal Romaní, que lleva años denunciando los riesgos de una laguna con una superficie de más de ocho kilómetros cuadrados, cuatro kilómetros de largo, casi uno y medio de ancho, quince de perímetro y 220 metros de profundidad.
“Endesa queda con los terrenos adyacentes, que formarán parte de una negociación pública para poner en valor todo este espacio”, recuerda el alcalde de As Pontes, Valentín González Formoso. “Una cesión o una compra… No sabemos aún”, asegura el regidor, que aclaraba a Xornal.com el pasado sábado que no tiene “porqué dudar” de un proyecto que recibió el visto bueno de la Xunta de Galicia, que controla la correcta gestión de la enorme superficie de agua. “Yo no soy quien de desconfiar de la Administración superior que autoriza el llenado de la mina”, había insistido.
El temor es que, además de los sus más y sus menos que pueden derivarse del lago, Endesa acabe aprovechando los terrenos para “especular o hacer ubanizaciónes”, como dice Vidal Romaní. “¿Y que va a pasar con la escombrera, la superficie más grande de un sólo propietario de toda Galicia?”, replica Moncho Gato, portavoz del BNG, principal partido de la oposición en un ayuntamiento gobernado por los socialistas.
Ecologistas y expertos geólogos llevan años denunciando los riesgos que supone una infraestructura de tal calibre, especialmente por la enorme presión que el agua canalizada desde lo río Eume causa sobre el terreno. El principal problema, tal y como recuerda Vidal Romaní, es algo tan imperceptible como el movimiento de las placas tectónicas que provocan fracturas y fallas, roturas en la corteza terrestre de kilómetros de largo. En la zona de As Pontes hay varias y una de ellas pasa a un lado de la mina.
Asociada la esta falla de las Pontes hay otras muchas, todas ellas en movimiento contínuo, tal y como demuestra con ejemplos Vidal Romaní. Una de ellas, la de San Andrés de Teixido, junto al cabo Ortegal. “Ese espectacular paisaje de cantiles es un inmenso deslizamiento de terreno”, afirma, antes de mostrar una foto que lo deja más claro. El crucero que hay junto a la iglesia de esta localidad de Cedeira está inclinado, “pero fue colocado totalmente vertical y no hace tantos años”. Por lo tanto, el terreno se mueve.
El riesgo en As Pontes es que sobre la falla se situaba un sedimento del que se extrajo lignito durante casi 50 años. En estos momentos, ese enorme agujero se llena con agua, que sustituye el freno que ejercían los antiguos materiales. Es ahí donde aparece la presión hidroestática. En el caso de un movimiento de los planos, el agua se inyectaría con gran presión en los huecos provocados por estas inestabilidades y la lubricación provocada por la enorme cantidad de líquido favorecería los seísmos.
En el caso de estar completamente lleno el lago, ese movimiento de macizo rocoso movería sólo agua, “lo que provocaría un pequeño tsunami local” en la laguna y el desbordamiento del agua en el entorno de As Fragas do Eume, con el riesgo que conlleva con una agua con un alto grado de toxicidad. “Sabemos que la falla acabará moviéndose, pero no cuando, y ese es el problema”, sentencia Vidal Romaní.

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