Carta de Lydia Pereira al periódico ‘A Nova Unión’

A Nova Unión. Después de leer el escrito de determinados profesores y algunos miembros del A.P.A. en A Nova Unión, voy a permitirme hacer algunas aclaraciones. Creo, serán de gran interés para el pueblo de “As Pontes” en general, y, para ustedes en particular, dada la repercusión social que causó mi enjuiciamiento.


Como bien saben, durante toda mi vida lo único que hice fue trabajar y preocuparme de mi familia. Trabajé más de cincuenta años en la enseñanza, y, nunca tuve ninguna falta grave ni leve en mi vida laboral. Hace aproximadamente nueve años fui acusada, perseguida y denunciada injustamente con toda clase de escritos vejatorios, calumnias e injurias de tal calado moral, que sería vergonzoso exponerlos públicamente, pero, a los que posiblemente se tendrá que responder en su momento, ya que figuran en “Autos”:
Preguntáis: ¿Qué os queda a los profesores?
Respondo: No olvidéis que entrasteis a trabajar en el Centro, la mayor parte “a dedo”, cuando lo pidieron vuestros familiares. Era vuestra meta. No os molestasteis en preparar unas oposiciones, cuando vuestros compañeros de estudios, al no tener ese puesto de trabajo, sí las prepararon. Era mucho más fácil estar en casa, sin tener que desplazarse, año tras año, por las poblaciones de Galicia, como lo hicieron todos los profesores de la enseñanza pública, a pesar de haber aprobado su oposición. ¿Por qué no las preparasteis vosotros? Sabíais que trabajabais en una empresa privada, y, por cualquier circunstancia (jubilación, enfermedad, etc.) podía cerrar, como puede hacerlo legalmente toda actividad privada.
En los 50 años que estuve al frente del Colegio, muchos profesores trabajaban y preparaban sus oposiciones con gran alegría por mi parte, porque siempre encontraron mi apoyo y colaboración. Parece mentira, este Centro, gestionado, como decís, de forma anómala, os dio y da de comer, durante muchos años, y, gracias a la gestión de D. Manuel Rivera, no se olviden, estuvieron en el Centro durante casi nueve años sin pagar cuota alguna por aplicaciones concretas. Si evitasen algún sueldo inútil, reduciendo horas, tendrían menos problemas.
En cuanto al Concierto, tendrán que justificar la correcta aplicación de las cantidades percibidas, ya que se observan algunas alteraciones. Si la instrucción ha sido errática tendrán que dirigirse a las personas que la instruyeron, pues, no pretenderán insinuar que tuvimos la culpa. Les aseguro que algún profesor estaba bien informado y sabía perfectamente por donde iban los tiros. ¿Me equivoco Sr. / Sra.…? La Justicia, señores, es una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en dar a cada uno lo suyo. La Justicia, es armonía y equilibrio, es el conocimiento necesario de las leyes y su aplicación correcta para el esclarecimiento de la verdad. Es un bien para la sociedad, por eso, no debemos vanalizar con la Justicia y con el difícil trabajo de sus representantes legales. En el hombre la armonía se produce cuando la razón controla los sentimientos, las pasiones y las acciones, en la sociedad cuando hay una unión entre los que gobiernan, los que legislan y los que trabajan. Personalmente, tengo que romper una lanza por el excelente trabajo de sus Señorías, y, especialmente la rapidez y la magnífica actuación del Tribunal de la Sala 2 de la Audiencia Provincial de “A Coruña”.
En cuanto a los daños morales, ¿Cómo son capaces de nombrarlos? ¿Quién me resarce de todos los años de sufrimiento por algo que no he hecho? ¿Dónde está la estafa, apropiación indebida, falsedad en documento público, abusos deshonestos cometidos con los alumnos, tratos vejatorios, etc.… (Hasta nueve delitos) y tanta sarta de mentiras y calumnias? ¡No tienen vergüenza!. Lo moral merece otro respeto, porque “errare humanum est” (equivocarse es propio de los humanos), pero cuando se busca “el mal por el mal”, no tiene perdón. ¿Podrán reconocer algún día el mal que han hecho? Lo que más me duele es haberles dado trabajo y haber compartido muchos años con ustedes, y, a veces, estar sentados en la misma mesa, tendrán que responder por ello; lucharé con todas mis fuerzas, no lo duden. No merecen ocupar un puesto en la enseñanza. ¡Ah! No se olviden que fui absuelta en “Sala” delante de todos ustedes. ¡Menuda lección!
Querían apartarme del colegio y de otras actividades y la única forma que tenían para lograrlo era recurriendo a la mentira, el engaño y la extorsión. En todo esto han participado tres brazos ejecutores: A.P.A., profesores y letrados.
El A.P.A. anterior cometió errores graves, inocentemente al conceder un poder general a su letrado, y, no para un caso concreto, según testificaron en el juicio, disculpándose públicamente por ello.
Los profesores se adhirieron en todo, con conocimiento de causa, no tienen disculpa. Es extraño, que ahora, señores profesores, os sintáis tan cercanos a la señora Berta Ruiz, cuando hace años (moción de censura) en la camarilla de “Secretaría”, se oía acerca de su persona, de todo, menos “bonita”, cosa normal, pues en “A Nova Unión”, pedía la expulsión de ciertos profesores porque no se merecían formar parte del claustro de un colegio privado, al no compartir sus ideas. ¿Es que ahora ya comparten las suyas?
Profesionalmente, existen tres clases de abogados:
a) Los buenos, hacen su trabajo con argumentaciones racionales correctas aportando pruebas documentales en el momento procesal para el esclarecimiento de la verdad.
b) Los regulares, se basan en argumentaciones equívocas o en sofismas que por generalizar precipitadamente por inducción o deducción, no llevan al esclarecimiento de la verdad, en el mejor de los casos, a la “opinión” no a la certeza.
c) Los malos, no argumentan, dan golpes bajos, se basan en calumnias y mentiras, nunca llegan al esclarecimiento de la verdad.
El lector que es inteligente, sabrá colocar a cada uno en su sitio.
Por último, entre ustedes y yo hay una gran diferencia: yo, Lydia Pereira, firmo mis escritos. Ustedes recurren a anónimos para ocultar sus nombres ¡sean valientes y den la cara! Su insuficiencia es tanta que recurren a escritos sin firma en todas las publicaciones de Galicia (Voz, Diario de Ferrol, Opinión, ….). Pueden seguir mandando escritos a los periódicos, pero esta será mi primera y última intervención. Si hubiera lugar a ello, tendrán noticias mías a través de mi representante legal. Y no se olviden que alguno de ustedes tiene abierta una querella criminal que mi familia podrá hacer efectiva en cualquier momento, si no se ha hecho, ha sido por respeto a su familia. Todo se andará, porque, arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Fdo. Lydia Pereira Sarria.

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