Emilio Agra: «Me marcharé a Vimianzo para estar con mi familia»

[La Voz de Galicia] Emilio Agra firmó su primer contrato en LM Composites en 1998, dos años después de que la fábrica empezase a funcionar y desde entonces ha pasado por casi todos los puestos de la empresa. En enero se marchará a casa como integrante de la sección de montaje, pero, en otro tiempo, conoció medio mundo en el servicio Post-venta. «Viajábamos a China, por Europa y a todos los parques eólicos de España a los que vendíamos las palas», explica Agra, quien añade: «Pero, poco a poco hemos ido perdiendo competitividad y los pedidos cada vez eran más escasos».


En el 2007 fue elegido por sus compañeros como presidente del comité de empresa. Y un año más tarde empezó a negociar con la dirección el primer expediente de regulación temporal. Confirma que en aquel momento la plantilla no percibía que era el principio del fin de LM Composites: «Teníamos la sensación de que estábamos ante un situación que se arreglaría y no veíamos que los mercados demandaban otros modelos más grandes que en la fábrica no podíamos construir por la falta de espacio».
Pero cuando la cúpula de la compañía planteó la continuidad del expediente, aparecieron los temores. Meses más tarde, llegaron las largas reuniones para negociar una salida razonable al cierre de la empresa. «Lo que está claro -explica- es que todos nosotros queríamos seguir trabajando, porque la indemnización está bien, pero el dinero tarde o temprano se acaba».
Aunque Emilio Agra es de As Pontes, tiene a su mujer y a su hija de dos años en Vimianzo. Cuando el 1 de enero la fábrica eche el cierre se marchará a vivir con ellas. «Hasta el momento estaba aquí durante la semana y el sábado y el domingo lo pasaba en familia», subraya. Se considera un afortunado porque su mujer tiene un empleo, aunque reconoce que no es algo habitual en la planta: «La mayor parte de mis compañeros dependen del sueldo de LM Composites».

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