Encarna Picallo: «Después de que me jubile me va a costar muchísimo volver a la plaza»
Encarna Picallo encara la recta final de su vida laboral tras treinta años en el recinto pontés
Se casó con 18 años. Y el pasado domingo sopló las velas de su 65 aniversario. Una cifra que para la mayoría significa alcanzar la tan ansiada jubilación. Pero para ella, no tanto. «Me da muchísima pena pensar en ese momento, aunque tendré que hacerlo, sobre todo, porque -sonríe- mi marido tiene muchas ganas». Así, si sus previsiones se cumplen, Encarna Picallo dirá adiós este año a más de tres décadas como carnicera en el mercado municipal pontés.
-Heredaron el puesto de manos de sus suegros tras casarse. ¿Le gustó desde el principio o no le quedó más remedio?
-Reconozco que no tenía ni idea de cómo llevar este negocio, ¡ni siquiera sabía cocinar cuando me casé!. Pero no me quedó más remedio que aprender, como a todo el mundo en sus trabajos, es ley de vida y al final a todo le coges el gusto. Durante años estuvimos mi marido y yo mano a mano, tuve que recurrir a la ayuda de mis padres y de una vecina -Celia- para que me ayudaran con mis hijas. Al final acabaron criándose en el mercado, salían del colegio Santa María y ya venían para aquí. He de reconocer que el trabajo más duro le tocó a mi marido.
-Pero ha acabando convertida en toda una experta y desde hace cinco años está sola ante el peligro. Después de tanto tiempo acompañada, ¿cómo ha llevado esta última etapa?
-Muchos jóvenes ponteses no habrán pisado el mercado nunca. ¿Cómo se lo vendería?
-Dígame, ¿la gente de As Pontes es más de carne o de pescado?
-Yo creo que un poco de todo. Obviamente, carne se come mucha, pero creo que pescado también y si vienes un martes y ves como está el mercado te das cuenta de que es así. En cuanto a lo mío, te diré que se compra de todo, ternera, cerdo… Pero sí es cierto que cada vez la gente se cuida más y que, como se hace más caso a las recomendaciones de los médicos, se está consumiendo mucho pollo y pavo.
-Habrá sido la envidia de amigos y familiares porque seguro que en su mesa siempre ha habido las mejoras piezas de carne.
-Pues mira como son las cosas que, en los últimos tiempos, podríamos decir eso de que en casa del herrero, cuchillo de palo. Bueno, la verdad es que la carne en mi casa gusta mucho, pero ahora yo por unos problemillas con la tensión estoy un poco condicionada. Sigo comiendo, pero ahora tengo que hacerlo con más cuidado.
-Con los 65 recién cumplidos, tiene la jubilación a la vuelta de la esquina. Como dice la canción, ¿ha pensado a qué dedicará su tiempo libre?
-Sé que después de que me jubile me va a costar muchísimo volver a la plaza. Voy a echar de menos venir aquí cada mañana, pero también sé que no me voy a aburrir porque tengo actividades y seguiré pasando el tiempo con mis nietos. Con ellos y con mi marido, que tiene muchas ganas de viajar.
Fuente La Voz de Galicia