La huella arquitectónica de la erosión del tiempo

Rubén Panete expone en Barcelona su visión del paisaje urbano en ciudades europeas

Durante siete años, el fotógrafo y artista Rubén Panete (A Coruña, 1979) recorrió Europa con pocos recursos y aún menos equipaje. A través de las imágenes que captaba fue emergiendo una pauta, la fascinación por las huellas de la erosión del tiempo en la arquitectura. Unos retratos depurados al máximo: «No hay un intento de hacer postales románticas ni de dramatizar las imágenes», explica Panete, quien tampoco se dejó llevar por el exotismo. Al contrario, en los países del Este halló ecos de su propia infancia: las viviendas prefabricadas para moradores humildes y las levantadas con bloques de hormigón le devolvían «una imagen amplificada de las casas baratas» que había conocido en Galicia.

Las construcciones y el urbanismo, el paisaje urbano, son uno de los vértices del triángulo que vertebra la exposición Arquitecturas negras, que se inaugura hoy y se podrá ver hasta marzo del 2017 en la sala de exposiciones de la sede barcelonesa de Gas Natural Fenosa como parte del programa de apoyo a artistas gallegos del Museo de Arte Contemporáneo en A Coruña de la entidad. Los otros dos son el paisaje industrial y minero -con el que Panete se familiarizó de niño en As Pontes- y el marino, llevado a un primer plano en imágenes como El ídolo, un peñón que asoma triangular en el océano. El criterio común que los cohesiona es la eliminación de lo superfluo y una búsqueda de la serenidad.

En el plano estético cobra gran importancia el juego de dos luces antagónicas pero complementarias, la del alba o nacimiento y la del atardecer o muerte, hitos de un ciclo continuo, el del tiempo, cuyos testimonios captan las imágenes. Esa dualidad de la luz llega a convivir en algunas de las piezas, como Klang -sonido en alemán, idioma y país con el que Panete se siente vinculado-, que superpone tres instantáneas del muro del radiofaro al pie de la torre de Hércules, fusionando los distintos tipos de iluminación para hacer explícita la textura casi abstracta del hormigón.

Vídeo y escultura

Arquitecturas negras exhibe una treintena de fotografías, además de un vídeo y una pieza escultórica, un octaedro de grafito. Pese a que la figura humana está ausente en las imágenes -la única excepción es una del barrio ferrolano de Recimil, con un hombre asomado a una ventana- y que el paso del tiempo -que conduce inevitablemente a la muerte- es el tema de todas ellas, Panete asegura que este trabajo se caracteriza por «una visión muy positiva y humanista». El nacimiento da paso a la muerte, afirma, antecedida por la vida de una generación, en un ciclo que se perpetúa eternamente.

Fuente La Voz de Galicia

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