(…) los municipios coruñeses de Ortigueira y As Pontes, que con 92 y 74 entidades de población vacías encabezan el ranking gallego. (…)
[Faro de Vigo, por Mónica Vázquez] Galicia no logra poner freno al progresivo abandono del medio rural y cada año una media de 30 pueblos se quedan completamente deshabitados. Es el resultado de décadas de emigración interior hacia las ciudades y comarcas más dinámicas de la comunidad y de una pirámide de población excesivamente envejecida como para soportar sin resentirse la marcha de los más jóvenes.
En los últimos años la tendencia se ha generalizado en toda Galicia hasta el punto de que ya no hay ninguna comarca que pueda presumir de no tener ninguna aldea abandonada. Según los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 1 de enero de 2008 había en toda la comunidad 1.261 aldeas deshabitadas. En 2002, la cifra ascendía a 1.076.
Y es que, sin ser un fenómeno nuevo en Galicia, el ritmo al que desaparecen pueblos y aldeas lejos de ralentizarse parece que cada vez va a más. En los últimos seis años la comunidad ha sumado 185 pueblos fantasma, 78 de ellos sólo en el último año. Las provincias más afectadas por esta tendencia son Lugo y, curiosamente, A Coruña, que tiene ya 506 aldeas deshabitadas y sólo 24 ayuntamientos en los que ninguna entidad de población está completamente vacía. El balance en Lugo es incluso peor: 524 pueblos deshabitados y sólo cinco municipios con todas sus aldeas ocupadas.
El sur
El abandono, no obstante, afecta también desde hace algún tiempo al resto de provincias. En Ourense hay ya 111 núcleos vacíos -13 más que en 2002-mientras que Pontevedra tiene otros 120.
El sur de Galicia, con todo, sigue siendo el más resistente al fenómeno de la despoblación gracias a haber absorbido en las últimas décadas gran parte de los flujos de habitantes procedentes de otros puntos de Galicia. El número de aldeas abandonadas en Pontevedra, de hecho, no ha variado en los últimos seis años. Y el mayor dinamismo de esta provincia ha conseguido incluso que ayuntamientos como O Grove, Gondomar, Agolada o Baiona hayan logrado revitalizar aldeas que en 2002 figuraban en el nomenclátor del INE como abandonadas.
La gran dispersión poblacional que históricamente ha caracterizado a Galicia es otra de las claves para entender la progresiva generalización del abandono. Los 1.261 pueblos con 0 habitantes que hay en la comunidad apenas representan el 4% de las entidades de población gallegas. Sin embargo, estos pueblos fantasma están cada vez más repartidos hasta el punto de que de los 315 ayuntamientos gallegos, sólo 110 no tienen todavía problemas de abandono, cinco menos que a principios de 2002.
La gravedad de la situación, con todo, varía mucho de unos municipios a otros. La mayoría de los ayuntamientos tienen menos de 10 aldeas abandonadas, pero en los casos más graves la cifra ronda el centenar. Se trata de los municipios coruñeses de Ortigueira y As Pontes, que con 92 y 74 entidades de población vacías encabezan el ranking gallego.
De cara al futuro, los expertos en demografía no son muy optimistas. Apuntan a que la tendencia tardará años en frenarse e incluso décadas en empezar a invertirse. Galicia, de hecho, todavía está sufriendo las consecuencias del éxodo masivo que en las décadas de los 50, 60 y 70 dejaron cientos de pueblos sin su población más joven debido a la emigración. Los efectos de aquella sangría demográfica se ven reflejados hoy en día en una pirámide de población excesivamente envejecida y un saldo vegetativo negativo -la diferencia entre el número de defunciones y nacimientos- que a medio plazo condenará al abandono a un porcentaje importante de los 30.000 núcleos de población gallegos.
Por eso, casi más que la cifra actual de pueblos abandonados, preocupa la enorme lista de núcleos de población que están a un solo paso de desaparecer. Son, según los datos del INE, 5.674 pueblos, lugares o aldeas que tienen cinco o menos de cinco habitantes. La mitad de ellos (2.809) están en Lugo y su supervivencia depende, en muchos casos, de una sola familia o, incluso, de una persona.