Un chapuzón en una antigua mina

El arenal abre nuevas vías de desarrollo, pero todavía presenta muchas carencias

El próximo mes de agosto se cumplirán cuatro años desde que As Pontes inauguró su playa. La jornada supuso un hito para un municipio de interior que nunca antes hubiera imaginado contar con un arenal propio y que, a pesar de su tradición eminentemente industrial, ahora puede examinar nuevas posibilidades de desarrollo vinculadas con el turismo. Tras una intensa regeneración, lo que durante décadas fue una mina a cielo abierto, se ha convertido en una playa de unos 400 metros cuyos mayores atractivos radican, según la mayoría de los usuarios, en el estado de su agua. «Está mucho más calentita que en el resto de playas, así que el baño es muy agradable», coincide la mayoría. En concreto, los registros indican que la playa mantiene una temperatura media de 22 grados. A ello hay que sumar la tranquilidad a la hora de ir con niños: «Hay mucha amplitud para que se diviertan. Además, no es peligrosa, aunque eso no quita que debería haber socorristas ante cualquier incidente que pueda ocurrir», reclamaban algunos visitantes el pasado fin de semana. A esas carencias se suman otras como la mejora de los accesos peatonales, la colocación de duchas y de mejores aseos -en la actualidad hay dos móviles- y la regulación del servicio que prestan los chiringuitos allí asentados. Por su parte, aquellos que utilizan el entorno para algo más que tomar el sol y darse un baño critican que «los alrededores estén cerrados todo el año. Solo se aprovechan los días de pruebas deportivas. Pero los que estamos todo el año aquí no podemos sacarle partido». Otros demandan al Concello un plan que «recoja las ideas de los vecinos. A partir de ahí podríamos crear una infraestructura muy interesante» para un pueblo que nunca antes podría haber pensado en sol y playa.

Fuente La Voz de Galicia

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