As Pontes, la enésima puñalada a Ferrolterra

Derechos de emisiones, la cesta energética, más de 200 millones de euros para que la central de Endesa en As Pontes rebajase más su contaminación y que ahora se antoja que no han servido para nada…

¿Quién le explica todo este despropósito a los ponteses? Plantilla directa, auxiliares, sector del camión, tiendas, bares, supermercados, hostelería, jóvenes, mayores… ¿Quién va a dar la cara?

Ferrolterra ha recibido en As Pontes su enésimo mazazo. Porque en la villa minera el inicio del cierre de la planta térmica duele como una puñalada trapera. Y porque ese dolor se hace extensivo a todo un territorio que, una y otra vez, ve cómo se le cercenan las posibilidades de sacudirse la dependencia del sector naval y diversificar su tejido productivo. Así, desde luego, no se puede. Ese cierre extenderá sus negativos efectos a otros muchos sectores económicos y sociales. Que no se engañe nadie.

Madrid, Bruselas… Oigan, ¿y As Pontes? ¿Por qué tienen que sufrir este varapalo sus vecinos de este modo? Piden sus ciudadanos, con toda la razón, una transición ecológica justa. Que haya cantimplora de agua para andar el camino hacia el futuro con coherencia y la necesaria pausa. Sin heridas. ¿Se puede hacer? Claro que se puede hacer, pero parece que a esta orgullosa esquina del norte de Galicia no se le hace ni una sola concesión. Todo lo contrario.

As Pontes es un modelo de desarrollo económico, de capacidad, de emprendimiento… Se trata de un municipio que ha sabido aprovechar el tirón de Endesa para empezar a diversificarse y convertirse en un referente económico. Y, en este país, para agradecer el esfuerzo, nada mejor que una decisión tan traumática auspiciada por no se sabe ni qué nombres ni qué apellidos, ni qué núcleos de poder.

As Pontes y Endesa han ido años y años de la mano. No se le llama villa minera por una casualidad. Justo donde estaba esa mina hay ahora un impresionante lago artificial que se ha convertido en un recurso turístico para toda la comarca y también para Galicia. Algo tan negativo como el inicio del cierre de la térmica, si no se le da solución creando las condiciones adecuadas para ello, es un muy mal finiquito.

Y otra vez en Ferrolterra. Otra vez. Reconversión tras reconversión. Palo tras palo. Hasta hace falta más de un hora de ferrocarril para llegar a A Coruña si se quiere protestar…

¿Y ahora qué? ¿Quién va a asumir el liderazgo necesario para ofrecer soluciones de futuro a corto y medio plazo en As Pontes y su entorno? ¿De todo el batiburrillo de siglas que se presentan —otra vez— a las elecciones generales, cuál va a dar la receta?

La gente de As Pontes no merece vivir un día como el de hoy. Es un territorio próspero, una zona de empuje, de inventiva, de solidaridad. Un corazón socioeconómico de vital importancia para toda Galicia. Tiene que seguir latiendo con la misma potencia. Si no es así, toda Galicia perderá. Y mucho.

Los próximos días serán determinantes para el futuro de un pueblo y de una comarca. Las próximas jornadas son para dar pasos adelante. Para que, si hay liderazgo, se ejerza. Son horas cruciales para que cada cual se retrate dentro de sus responsabilidades y decida si muestra, o no, un movimiento al frente.

As Pontes, que solo pide una transición ecológica «con sentidiño», necesita respaldo. Requiere que los agentes económicos, sociales y políticos se vuelquen con su complicada situación. Si no es así, si no se busca ya futuro para la villa, volverá a suceder lo que, por desgracia, en Ferrolterra se conoce bien. Volverá a suspirarse por lo que era. Volverá a mirarse al pasado. Cuando la única opción es trabajar el futuro. No hay otra. Si se ha aprendido o no de los errores pretéritos se verá ahora con claridad. Pero el que no tiene la culpa es el camionero hipotecado y que ahora no puede trabajar. No. As Pontes no tiene la culpa.

Fuente La Voz de Galicia

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