As Pontes: una bomba de tiempo

[Diario de Ferrol] Periódicamente llegan noticias sobre As Pontes y el progresivo llenado por el agua del hueco de la explotación. En estos momentos Endesa está llevando la antigua mina a su situación en el Oligoceno (entre 20 y 26 millones de años atrás) cuando era un inmenso lago natural. Después de reintegrar el lignito en forma de CO2 al ciclo del carbono ahora se deja que el agua recupere sus antiguos dominios. Aparentemente una decisión impecable, sólo que ahora sabemos algo más del tema que en el Oligoceno.


El yacimiento de lignito de As Pontes se depositó en un hueco situado bajo una enorme falla inversa (Figura 1 A) paralela a la costa cantábrica. Comienza en los Pirineos y llega hasta Galicia precisamente a la mina de As Pontes (Figura 2). Allí se divide en dos ramales, uno que sale a la costa entre Punta Frouxeira y Cabo Prior, y otro a la laguna de Doniños.
Esta gran falla es activa como demuestran los últimos trabajos publicados. Periódicamente se producen movimientos sísmicos con epicentros exactamente sobre el trazado de la falla en superficie (Figura 3). El registro instrumental de esos sismos para los últimos 30 años da valores de intensidad y magnitud en general no inquietantes para la población. Pero para épocas anteriores se han detectado sismos con intensidad MSK de grado 6.
Por lo general, las construcciones en Galicia se realizan según la norma sismotectónica vigente lo que permite garantizar su seguridad. Pero la neolaguna de As Pontes es un tipo de construcción anómala, no prevista en la citada norma y es además la única que se sitúa directamente sobre una falla activa a la que se ha desprovisto concienzudamente del único freno que amortiguaba su movimiento: el relleno de lignitos o arcillas que bloqueó la falla hasta que en 1942 comenzó a vaciarse la mina de sedimentos.
Lignito y arcilla > Cualquier movimiento del terreno entre As Pontes y la costa cantábrica puede realizarse ahora con mucha más libertad y actuará no sobre un compacto paquete de lignitos y arcillas sino sobre la cada día mayor masa de agua de la laguna, que no ofrecerá resistencia (Fig. 1 B). Se añade otro nuevo efecto no considerado antes, la presión hidrostática que el agua ejercerá en 2010, o antes, cuando se acabe de llenar la laguna. Según los cálculos de Endesa para entonces habrá llegado a acumularse una masa de agua de más de 200 metros de profundidad. Eso supone una presión de 1.960.000 pascales por m2 en el fondo de la laguna.
Pero no es el inmenso peso de agua lo que causa inquietud, sino la presión hidrostática inducida por él, que trasmite una fuerza perpendicular a las paredes del recipiente, fondo y paredes de la laguna sin importar su orientación (Fig. 1 C).
Y si el agua fluyera, las fuerzas resultantes de esa presión ya no serían necesariamente perpendiculares a la superficie sino a cualquier eventual fisura que se produjera, por ejemplo el plano de la falla. En el caso probable y posible de que la falla se mueva, como lo ha hecho ininterrumpidamente durante los últimos 26 millones de años, la presión intersticial del agua a través del plano de falla facilitará su movimiento (Fig 1) .
Movimiento > Cuando hablamos de terremotos las energías disipadas son enormes y por tanto debemos procurar no añadir nuevos factores de incertidumbre a lo que ya es un problema. La presión hidrostática no era un factor desestabilizador antes de empezar a llenar la laguna de As Pontes, pero ahora se ha convertido en un potencial incentivo para el movimiento de la falla de As Pontes.
El agua inyectada a presión a través del plano de falla durante un eventual sismo, su papel lubricante ayudando al movimiento, la presión hidrostática reduciendo a casi la mitad el peso de la masa rocosa movilizable o la falta de resistencia del agua al empuje de esa masa rocosa desplazada por un posible sismo permiten pronosticar lo que ocurriría si se reproduce un sismo con intensidad 6 como los que ya han tenido lugar en fechas históricas (aunque tampoco podemos asegurar que no pueda ser mayor).
En esas circunstancias, ¿merece la pena que la población gallega corra el riesgo de un tsunami local que puede llegar en cualquier momento cuando termine el relleno de la laguna? (Fig 1 D). La alternativa no es negar lo evidente sino poner en marcha ya medidas paliativas como situar una red de sismógrafos adecuada para seguir la evolución del llenado paso a paso, (la actual está inadecuadamente diseñada). Es establecer un sistema de interrupción del proceso de llenado con evacuación segura (incluido el bombeo) de las aguas que confluyen (ríos y lluvia) en el lago, lo que hasta ahora no se ha hecho; y en limitar drásticamente la profundidad y el volumen de aguas del futuro lago.
En mi opinión, todo lo demás supone trasladar al Gobierno Autónomo de Galicia una responsabilidad que nunca debería asumir. Y dejar en marcha una bomba de tiempo de la que no sabemos cuándo va a explotar ni sus consecuencias.
Lo demás que nos anuncia Endesa: playas, escolleras, islas, plantaciones y pH casi normal del agua no dejan de ser juegos florales.

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