Carbón: unidad, firmeza y resistencia

[La Voz de Galicia] El calado de la que se nos viene encima con la entrada en vigor del decreto del carbón requiere unidad, firmeza y resistencia. Sin embargo, con excepciones, la respuesta ha sido tardía, tímida y con fisuras. Los rostros de los alcaldes de As Pontes y de Cerceda a la salida de la reunión mantenida el jueves en el Ministerio de Industria con el secretario de estado de Energía son más elocuentes que sus propias declaraciones. Se puede interpretar que el Gobierno abrió una pequeña rendija a la esperanza (reducir del 15 al 6% la reserva de carbón nacional para producir energía a partir del año próximo), pero en todo caso hay dos mensaje claros. Uno: ya no hay ninguna duda de que el decreto va a tener efectos sobre las centrales eléctricas gallegas. Dos: los regidores de los dos concellos afectados transmiten la sensación de que las cosas siguen más o menos como antes de la reunión.


Desde el Ministerio de Industria se hace ahora un esfuerzo enorme por explicar que, cumplido el objetivo de quemar el carbón nacional acumulado -más de diez millones de toneladas-, las centrales de As Pontes y Cerceda volverían a la normalidad. Pero esa expectativa ni tiene un horizonte temporal definido ni encaja con visiones más pesimistas de quienes conocen bien las reglas y mecanismos que rigen en el sector. Y además porque la supuesta vuelta a la normalidad se fía a la recuperación de la demanda energética, que estaría vinculada a la entrada en un ciclo económico expansivo. Pero eso ni los más optimistas del Gobierno se han atrevido a reflejarlo en el cuadro macroeconómico que acompaña a los Presupuestos del 2011.
En definitiva, el panorama sigue pintando negro para As Pontes y el entramado económico de la comarca. No es en absoluto aventurado hablar, en tales circunstancias, de una nueva reconversión, que vendría a golpear a un territorio reiteradamente agredido y que a duras penas se repone. Por ello es necesaria la unidad, la firmeza y la resistencia. Bajar ahora la guardia dejaría al Gobierno libre de toda presión para seguir aplicando una política claramente discriminatoria con esta zona, que provoca enfrentamientos territoriales y que no garantiza el equilibrio.
Todas las fuerzas suman. Aunque haya quienes en Madrid votaron a favor del decreto (PSOE) o se abstuvieron (PP) y ahora se pongan en primera línea de la reivindicación, cuando la lesiva norma ya está en vigor. O como quien, desde la Xunta, anuncia recursos en los Tribunales pese a haber olvidado impugnar el decreto cuando tocaba, o sea hace un año. Por contra, el BNG y la CIG asumieron una posición inequívoca. Pero también es de justicia decir que, desde el minuto uno, el alcalde de As Pontes, del PSOE, se puso al frente de la protesta contra el decreto del Gobierno socialista.
En todo caso, ahora sigue siendo mejor sumar que dividir.

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