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Científicos españoles desarrollan robots que emulan a ‘R2D2’ y ‘C3PO’

Criaturas robóticas como ‘R2D2’ o ‘C3PO’ de ‘La Guerra de las Galaxias’ podrían dejar pronto de ser ciencia ficción y convertirse, al menos en el plano tecnológico, en una realidad gracias a los trabajos de investigadores españoles, embarcados en la construcción de prototipos para todos los gustos.


Los expertos en robótica desarrollan máquinas que son ya una prolongación imprescindible del cuerpo humano y que sirven tanto para la exploración subacuática como para la manipulación de cables de alta tensión, el transporte de grandes pesos o el ensamblaje en una cadena de montaje.
Pero es la inteligencia artificial y la creación de robots de aspecto y cualidades humanos, aún con un coste de producción muy elevado, la línea de investigación que actualmente despierta una curiosidad mayor acerca del papel que jugarán estas máquinas en la vida cotidiana futura.
Entre los proyectos en marcha en España destaca un robot autónomo móvil, de aspecto similar a ‘R2D2’, y que ha sido desarrollado por el departamento de robótica de la Escuela Superior de Técnicos Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid, para destinarle a hacer las visitas guiadas del Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia.
Bautizado como “Urbano”, esta máquina, valorada en más de 60.000 euros, incorpora un láser que le permite orientarse espacialmente, un rostro capaz de gesticular, ya que puede hasta “enfadarse”, y una capacidad lingüística que le permite incluso contar chistes.
Ramón Galán, profesor del departamento, explicó que “Urbano” “no tiene un programa de comportamiento básico”, sino que se le ha dotado de unas habilidades y de cierta conciencia.
El robot escoge entre sus habilidades las que considera en cada momento más adecuadas, aunque su comportamiento sea “todavía muy infantil, porque no tiene suficiente experiencia”.
“En la medida en que vaya creciendo su base de datos va a ser cada vez más inteligente, hasta llegar a tomar conciencia de sí mismo y no esperar órdenes sino adelantarse a ellas: esto es la inteligencia artificial”, prosiguió.
“Urbano”, que podría hablar en otros idiomas, además del castellano, con sólo introducirle información en la lengua escogida, ya ha sido capaz de enseñar a sus creadores, como en las visitas guiadas que hará en el museo, zonas determinadas a través de su cámara.
Si a “Urbano” se le incorporase la nariz electrónica que ha diseñado un grupo de investigadores en la Escuela de ingenieros Agrónomos para detectar productos maduros, podría trabajar en la localización de bombas, drogas y billetes en aeropuertos, según Galán.
Individualmente ya es posible reproducir cada uno de los sentidos humanos en un robot, aunque quizá el del gusto, reconoció, “es el que menos se ha trabajado”.
Podría también servir de compañero y supervisor de ancianos con contacto directo con su médico, y hasta trabajar de secretario o de repartidor de cartas en una empresa, apuntó el experto en robótica, quien también cito otros proyectos como un robot que juega al Ping Pong y otro que recoge fresas.
Con una capacidad de decisión artificial menor que la de “Urbano”, pero con una movilidad semejante a la del ser humano, un equipo del Instituto de Automática Industrial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado “Silo2”, un prototipo antropomorfo.
Manuel Armada, uno de los expertos que trabajan en el proyecto, explicó que con “33 articulaciones es un híbrido entre motores y músculos” que hará sombra al pionero de los humanoides, el japonés “Asimo”, lanzado por la empresa automovilística Honda en 1997 y que superó la etapa de poder caminar erecto.
Su criatura incorpora unos accionamientos especiales y una batería que, siendo similar a la de “Asimo”, dura de dos a tres horas, frente a los 30 minutos del japonés.
Estos investigadores también trabajan con un robot teleoperado de seis patas y con tecnología GPS para la localización de minas antipersona, un modelo apenas desarrollado en Japón; y en un robot submarino sumergible a 100 metros para la inspección y limpieza del casco de buques a flote, un proyecto “único en el mundo”, señaló Armada.

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