Amigus
As Pontes

El lutier de las guitarras eléctricas

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(La Voz de Galicia) Una foto con el compositor Brian May, de Queen, preside el umbral de la puerta del taller del pontés de Javier Moldes Fajardo. Con él nació todo: es su referente musical y su guitarra eléctrica fue el modelo que siguió este joven de treinta años cuando, como afición, se fabricó para el mismo una réplica a menor tamaño. «Lo hice -recuerda- porque soy zurdo y no encontraba una guitarra adaptada». Lo que empezó como una cuestión de supervivencia con veinte años, una década después es un negocio artesanal y minoritario que hoy constituye su forma de vida y también su pasión. «En la soledad del taller, solo con mis ideas, es donde realmente soy yo», apunta.
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Y de allí han salido ya una veintena de guitarras eléctricas. Alberto Cereijo, guitarrista de Los Suaves, es uno de sus clientes. El grupo Savia -fruto de la escisión de Sôber- planea un proyecto con el lutier de As Pontes. Y otros profesionales de la música menos conocidos han hecho que sus instrumentos lleguen no solo a Barcelona, sino hasta Suiza y Alemania.
No en vano sobran dedos de una mano para contar los artesanos que se dediquen a fabricar guitarras eléctricas en Galicia. Él es uno de ellos y reconoce que hasta ahora no le ha ido nada mal. Las fabrica solo por encargo y cuenta con una lista de espera de seis, lo que le garantiza la carga de trabajo hasta Navidad. «Después, con esto de la crisis, ya veremos», dice.
Además de construirlas, también las repara, aunque «a mí lo que me gusta es fabricar», matiza. Le roba tiempo, pero si no fuese por eso, estima que podría fabricar una o dos por mes.
Hacer una guitarra es, compara, «como hace un traje a medida». Por ello, sus clientes son auténticos locos de las seis cuerdas -o de las cuatro o cinco, porque también fabrica bajos- que valoran la calidad, la artesanía y que se fijan mucho los detalles. También con paciencia y dinero, aunque no tanto como cabría esperar. Del taller Moldes Guitars salen piezas de entre 2.000 y 4.000 euros. «Algunas son incluso más baratas que las de la tienda», asegura. Las suyas son únicas. Ninguna es igual y todas las hace a conciencia, siguiendo en lo posible los deseos del cliente: «No voy a fabricar algo de lo que después no voy a estar orgulloso», argumenta. ¿A quién le gustaría fabricarle una guitarra? «Por soñar… Si se dejara caer por As Pontes, a Eric Clapton». Nada menos.

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