[El País] Un parque bajo mínimos, con una dirección pésima donde la destrucción de la biodiversidad se impone a la conservación. Los ecologistas de la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) le dan un suspenso rotundo a la Xunta en la gestión del parque natural de As Fragas do Eume, la joya verde de Galicia y uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Europa.
Han pasado 17 años desde que el Gobierno gallego declaró la protección ambiental para las 9.126 hectáreas que integran un parque que se estira a ambos lados del cañón del río Eume a lo largo de cinco municipios (As Pontes, A Capela, Monfero, Cabanas y Pontedeume) hasta desembocar en la ría de Ares. Un plazo que los ambientalistas consideran más que suficiente para poder hacer una evaluación de su pésima gestión desde 1997. Es francamente desalentador, resume la SGHN tras analizar distintos aspectos de la gestión ambiental de este espacio protegido. Es el fiel reflejo de una política incapaz de cumplir y de hacer cumplir la normativa ambiental, opinan la entidad, que reclama un cambio sustancial en la dirección de As Fragas, más técnica y que implique a los vecinos que viven en él para reivindicar la valía de la tierra frente al abandono que sufre el rural gallego. Hace dos años, durante la sequía primaveral, un incendio forestal se tragó 570 hectáreas del parque y sus inmediaciones, 274 de ellas en zona de especial protección.
As Fragas ardieron durante 5 días (del 31 de marzo al 4 de abril del año 2012) ante el pasmo de la sociedad gallega por la facilidad con la que un fuego devoraba un espacio único que se presuponía mejor protegido. Las llamas se originaron en lo alto de un monte de A Capela por un cigarro mal apagado como causa más probable. Así lo determinó una investigación judicial que se archivó sin dar con el culpable. Este lunes, un pequeño incendio en el mismo municipio desató el mismo fantasma. Duró poco. La falda del monte Forgoselo ardió desde las 5:00 de la mañana hasta las 15:40, hora a la que la consellería de Medio Rural lo dio por extinguido tras calcinar unas 25 hectáreas de monte raso.