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Valentin Formoso: Datos del paro en Galicia: Unha animalada

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[La Voz de Galicia] «Unha animalada», fue la expresión sincera y espontánea, y por tanto acertada, de un responsable del sindicato CIG al conocer el dato de paro de noviembre en Galicia, que lideró el mayor crecimiento en toda España. Tras esa fría estadística no debemos olvidar una realidad de nombres y apellidos de ciudadanos que se enfrentan desesperados a la escasez de recursos y ?de esperanza, peor si cabe? como de autónomos y empresarios que arriesgando todo, tienen como única aspiración salvar su proyecto empresarial. Ante la gravedad, las fuerzas políticas gallegas y el Gobierno, y los agentes sociales deben reaccionar y no admitir como respuesta más gestos. Los primeros gestos de austeridad, de no dar por bueno el gasto prescindible fue didáctica decisión, pero ya no llega, esperamos gobierno para mejorar, para ilusionar, con decisión y no sumisión.


Es dura la crisis, pero no vale la parálisis, exigimos de quien nos gobierna y representa que de una vez se acuerden de que la ciudadanía les elige y paga para que estén a la altura, para que escuchen que a la gente que por unanimidad impone como urgencia el conseguir un empleo o mantener el que tiene, no le urge del mismo modo ni el Estatuto, ni la defensa de la lengua ni de las transferencias de competencias, ni la visita del papa, ni el Xacobeo, ni la lucha por una policía de tráfico autonómica o la apertura de la Cidade da Cultura. La prioridad es resolver cuestiones esenciales que paralizan la economía y la creación del empleo, como la parálisis administrativa que lo impregna todo. No es normal esperar un año por la autorización de la Xunta para edificar en suelo rural, ni un año en obtener un pronunciamiento de Augas de Galicia para construir una nave que generará empleo, ni tardar un año en conseguir licencia de actividad para una fábrica, o que el mes de agosto sea inhábil en la Justicia cuando hay miles de trabajadores y empresas esperando resoluciones judiciales sobre concursos o reclamación de deudas, o que el Igape tarde en decidir si ayuda o no a un proyecto, o que Patrimonio o Medio Ambiente tarden años en pronunciarse sobre proyectos, o que en Galicia nos pasemos tres años tramitando un polígono industrial, dos más que en Alemania.
El criterio del legislador y del Gobierno debe ser reducir la maraña normativa porque de lograrlo la agilización de los millones de expedientes que sufren los retrasos en todas las Administraciones será adrenalina directa en la economía. Detrás de cada solicitud de un ciudadano hay actividad, empleo. Falta decisión política en cuestiones de economía, sobre la pérdida de peso de todo el sector industrial con caídas del índice de producción muy por encima de la media española. O sobre la ordenación territorial, dando constantes tumbos, con una Ley del Suelo que se quiere cambiar por enésima vez, pero debería hacerse de una vez, con criterio, sin timidez. Porque mientras, el rural gallego, sustento en buena parte de nuestra economía sigue languideciendo pues la gente aún queriendo no puede irse a vivir a el, por las limitaciones urbanísticas, lo cual es un esnobismo de los que piensan que el campo está para visitarlo los fines de semana y hacer senderismo. Esa visión que tiene la actual legislación debe rectificarse y darle las mismas oportunidades a los habitantes rurales que a los que quieren vivir en García Barbón, en el Parrote, en los Cantones o en la Ronda de la Muralla.
Otra cuestión es el papel de la obra pública, siendo necesario reinvertir en el sector recursos generados de revisar gastos prescindibles en otros departamentos. Ahí se puede hacer mucho, ¿o es necesaria la embajada de Galicia en Madrid, o en Bruselas o en Japón?, ¿o imprescindible el Valedor do Pobo?, ¿o un Consejo económico y Social existiendo uno estatal?, ¿o el Consello Consultivo de Galicia, con un Consejo de Estado?, o un Servicio de Protección de Costas de Galicia, existiendo las Demarcaciones del Estado, etcétera.
Es hora de analizar lo que no funciona y arreglarlo, se lo debemos a las familias en paro, aunque crujan privilegios, porque el objetivo es crear actividad, empleo, mantener el Estado de bienestar y la educación pública, base de nuestra sociedad. Y para ello hace falta política seria tanto en el Gobierno como en la oposición, política de peso, responsable, y no de gestos, aunque si el Gobierno quiere hacer algún gesto más, que empiece por exigir con contundencia responsabilidades a quien arruinando las cajas gallegas se llevó multimillonarias indemnizaciones.

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