A Fraga desluce el San Juan

Las hogueras de San Juan han perdido brillo a favor de romerías tradicionales como A Fraga. Esta fiesta veraniega se sitúa ya entre los eventos nacionales más aclamados por los internautas, con más adeptos incluso que los carnavales de Las Palmas. Con un siglo de historia a sus espaldas, la romería, con sus innumerables cabañas, sus duchas de vino y sus festival folk ha obtenido el favor de los foráneos, pero no de muchos ponteses, que echan en falta un poco más de civismo entre los romeros del siglo XXI.
La Opinión de A Coruña. Hace un par de años, una serie de vecinos, disgustados por la degradación ambiental de la carballeira de A Fraga, colgó un cartel en el Ayuntamiento pontés con el mensaje que sigue: El pueblo no quiere esta fiesta de A Fraga. Y es que, muchos lugareños añoran la antigua romería, las apacibles comidas a la orilla del río Eume, amenizadas por música más o menos tradicional y por un amplio abanico de juegos populares.


Los reparos del pueblo, que exigieron en más de una ocasión un “cambio radical” de la romería, contrastan con el entusiasmo que la fiesta pontesa despierta entre los internautas, que le han reservado el noveno puesto entre las citas más importantes del calendario festivo nacional.
Los votos de los participantes en la encuesta, promovida por el portal www.las7mejores.com, otorgan un lugar privilegiado a la romería pontesa, que con sus casetas y duchas de vino, se sitúa ya por encima de fiestas tan señaladas en el calendario como el San Juan coruñés.
La celebración del solsticio de verano, que todos los años congrega a miles de personas en los arenales coruñeses, se ha rendido ante los encantos de Dona Rita, nombre por el que es conocida la célebre fraga pontesa. Cada vez son más los que prefieren construir su cabaña en la carballeira a saltar la hoguera al grito de ¡Meigas fóra! Y es que, para ahuyentar los malos espíritus, qué mejor que una queimada a orillas del río, defienden los asiduos.
Más de un siglo de historia avala la presencia de A Fraga en el top nacional de fiestas. Y, hasta los más críticos con la romería defienden su celebración, pero con xeito, ya que las montañas de basura que se acumulan en este espacio protegido, como consecuencia de la fiesta, pone la nota amarga a una celebración con más de un siglo de existencia a sus espaldas. A la hora de buscar una solución, hay quien sugiere cerrar el recinto del parque durante dos o tres años “a modo de cuarentena ecológica”. Menos extremos, la mayor parte de los ponteses se limita a exigir más civismo a los romeros del siglo XXI. Una petición que, de cumplirse, se traduciría en nuevos adeptos a una celebración que ya ha desbancado a fiestas tan populares como los carnavales de Las Palmas.

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