Desconcierto en los clubes por las inspecciones de Trabajo

[La Voz de Galicia] El inicio de inspecciones de Trabajo y Seguridad Social y de Hacienda a los clubes de Tercera División ha causado un gran desconcierto entre el fútbol gallego. Los grandes perjudicados serían los equipos más modestos. Mientras los grandes, como el Racing de Ferrol o el Pontevedra, disponen de una estructura profesional y, en principio, cumplirían la normativa laboral; los más humildes, como el Barbadás o el As Pontes, apenas disponen de presupuesto para hacer frente a los pagos a la plantilla y se nutren de colaboradores que les ayudan en tareas como el despacho de bebidas en las cantinas. «Que hagan las inspecciones que tengan que hacer. Sin embargo, tampoco se pueden exigir al fútbol modesto ciertas cosas o hay que cerrar el chiringuito. Si me obligan a regularizar la situación de una persona que tengo allí en el bar, echando una mano para vender un par de aguas, es imposible y todo desaparecerá», resume el presidente del As Pontes, Xaime Castro.


«Hay que llamar a muchas puertas para sacar los cuatro euros con los que nos movemos el fútbol modesto. Yo quiero estar tranquilo y que se regularice todo», comenta Castro, quien subraya: «Sin embargo, creo que son las federaciones las que tendrán que sentarse con quien tengan que sentarse y tener en cuenta la situación en la que estamos nosotros». En este sentido, el presidente de la Federación Gallega de Fútbol, José García Liñares, asegura que desde el organismo solo pueden «ofrecer asesoramiento a todos los clubes que lo necesiten». «Sabía -dice García Liñares- que iba a suceder, porque empezaron en Cataluña hace tres o cuatro meses y la orden venía de Madrid y así se lo hice saber a los equipos en una asamblea». «Tampoco pienso que debería haber problema porque un directivo o gente de los clubes estén echando una mano en el bar los días de partido», recalca.
El otro lado de la balanza lo representa el líder de Tercera, el Racing de Ferrol. Su presidente, Isidro Silveira, es categórico: «La ley es la ley y la obligación de todos es cumplirla. ¿Quien soy yo para decir lo contrario?». Pero Silveira también deja una reflexión: «De todos modos, aunque la ley sea igual para todos, sí creo que habría que empezar primero por los de arriba, que son los que crearon este problema».

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