AEMS – Ríos con vida
Cuenta una antigua leyenda que cuando Dios creó los tres ríos que nacen en el Xistral, Eume, Landro y Masma, prometió la vida de un hombre todos los años al que primero llegase al mar. El Eume, traicionado por los otros dos que lo dejaron durmiendo, despertó encolerizado y cruzó valles y montañas para alcanzar el mar primero, labrando un cauce salvaje y agreste, un cauce de aguas bravas y cañones esculpidos en piedra, enclavados en el último reducto europeo de bosque atlántico.
Fue tal la venganza de los hombres por semejante osadía que, desde mediados de siglo pasado, se han empeñado en cobrarse del río aquellas vidas robadas en forma de kilómetros de cauce embalsado, seco o contaminado. A día de hoy ya no se puede decir que el Eume sea un río salvaje. Y es que desde su nacimiento en la sierra del Xistral, el río Eume baja alegre y salvaje sólo hasta Pontoibo, donde ya empiezan a remansarse las aguas en su primer embalse. La presa de A Ribeira, terminada en 1963, embalsa 33 hectómetros cúbicos de agua en un recorrido de 5 kilómetros aproximadamente y abastece de agua al concello de As Pontes y a la central térmica; también produce energía hidroeléctrica.
Desde la presa de A Ribeira el Eume fluye libre, pero sólo hasta las cercanías de la central térmica donde existe una presa infranqueable que deriva agua hacia aquella.
Desde aquí, se ha empezado a secuestrar el caudal del Eume para rellenar el hueco de la antigua mina que abastecía a dicha Central térmica y formar un lago que en los últimos 3 años ha privado de un caudal indispensable para revitalizar a un Eume enfermo y envenenado por las obras de la autovía AG-64, obras que han supuesto un grave episodio de contaminación por metales pesados y la bajada de los niveles de pH en toda la cuenca.
Unos cuatro kilómetros más abajo, y después de Ribadeume, el Eume se encajona en la zona más bonita del parque natural de As Fragas, pero es retenido por el embalse de A Capela, que llega a inundar 450 hectáreas del cañón del Eume.
La presa comenzó a construirse en 1955 y se finalizó en 1960; la longitud de embalse es de unos 15 kilómetros y tiene un volumen de 123 hectómetros cúbicos.
Desde el año 1960, esos 110 metros de altura de muro han taponado en enclave más bonito del Eume, un cañón excavado entre paredes desgastadas de granito que en algunos puntos alcanzan casi 300 metros de altura.
Y desde esa presa el caudal del Eume es secuestrado una vez más y llevado por tuberías que conducen el agua a la central hidroeléctrica de A Capela, secando por completo casi tres kilómetros y medio de cauce, que no recibe más que el aporte de los tributarios que afluyen a través del escarpado cañón.
En la central de A Capela es donde se turbina y devuelve el caudal al cauce prácticamente seco del Eume, y ya desde aquí fluirá hasta morir en el estuario de Pontedeume.
En este último medio siglo -y hasta el día de hoy- jamás se ha abierto la compuerta de la presa tal y como aseguran los más viejos del lugar; es bastante significativo que ninguno de los guardias vivos de la época, ni siquiera los ribereños más ancianos, recuerden este tramo de río con agua, a excepción de las escasas ocasiones en las que rebosa el pantano.
Otra consecuencia que ha ocasionado el cierre de por vida de esa compuerta ha sido la acumulación de lodos en el fondo del embalse, lodos procedentes del lavado de la mina durante casi 30 años, pero también lodos del pueblo de As Pontes, que a día de hoy aún construye su primera depuradora, en el año 2009, casi nada… Y también lodos cargados de metales pesados derivados de la construcción de la autovía, que han contaminado gravemente el río hace dos años produciendo un gravísimo daño a lo largo de 30 kms de cauce.
Aguas abajo del muro de la presa, el color de la escasa agua que escurre deja patente lo que ahí puede haber escondido y nos muestra una evidencia de la cantidad de materiales que se siguen acumulando año tras año.
Después de este recorrido por el tiempo, y por la cuenca del Eume debemos plantearnos varias cuestiones:
¿No será hora de devolver al río a su estado natural en la medida de lo posible? A sabiendas que la suelta de agua por la compuerta es inviable, habría que buscar una fórmula para soltar agua limpia desde la superficie del embalse hasta su compuerta, dando al tramo el caudal ecológico que exige la ley y poniendo fin a este secuestro. Del mismo modo, habría que intentar dragar el fondo de ese pantano y eliminar esos materiales peligrosos.
Son 50 años abusos sobre un río, y especialmente sobre un tramo del mismo que hace ya 50 años que no tiene un caudal continuo, y que sólo alberga un finísimo hilo de agua que es aportado por los tributarios que se le van uniendo en su discurrir por este cañón seco.
Si nos fijamos en los datos que se reflejan en la web de Aguas de Galicia, veremos una gráfica muy interesante:
Podemos observar cómo en los últimos 3 años solamente ha corrido agua por ese tramo de río las 17 veces que ha estado al 100%.
SI nos fijamos en esta otra gráfica obtenida de la web www.embalses.net , podemos ver los datos medios de ocupación en los últimos 10 años, que muestran una media del 87%, lo que indica la escasa capacidad del embalse y, lo que es peor, la nula capacidad de almacenamiento o regulación, ya que los niveles mínimos jamás descienden del 65%.
¿Son estos datos reales?
¿Lleva el Eume 50 años seco en un tramo de 3 kilómetros y medio?
¿Quién o quiénes son los responsables de semejante delito?
¿Cuántos millones y millones de litros de agua se han turbinado sin ningún respeto hacia el caudal ecológico del río, enriqueciendo las arcas de empresas que explotan un cauce que todos tenemos derecho a disfrutar y hacia el cuál no revierte ningún beneficio?
¿No será hora de exigir responsabilidades y hacer cumplir la ley a los culpables?
Analizado todo esto, creemos firmemente que han sido demasiados abusos sobre el río y que se debe de poner fin a este atropello. Un embalse en estas condiciones está poniendo en grave peligro al Eume, a la ría de Ares y todos los que beben de sus aguas, tratadas con calcitas, cargadas de materiales pesados y un largo etc.
Todo en esta vida tiene un final, y el de esta presa, debería ser ahora. Sobran motivos para ser realistas y ver que su rentabilidad está lejísimos de compensar todo el daño que ha ocasionado.
Hay que poner fin de una vez por todas a esta lamentable imagen.