El Eume: un río que agoniza

[kaosenlared.net] El río Eume, arteria principal de As Fragas do Eume, el último reducto peninsular de bosque atlántico costero, se halla en una situación agónica. De poco parece valer la condición de figura protegida desde que en 1997 fuese declarado Parque Natural, ni la Iniciativa Lexislativa Popular en Defensa dos Ríos para tratar de mejorar su estado. Los constantes vertidos de lignito, el macrolago ácido de la antigua mina de As Pontes, la lluvia ácida generada por una de las centrales térmicas más contaminantes de Europa, sumado a los arrastres de materiales de la autovía Ferrol-Vilalba y el aliviado del embalse de A Capela están en el origen de la grave contaminación que sufre el río, hasta el punto de que en algunos de sus tramos se puede considerar ecológicamente muerto.


La aparición, desde la primavera pasada, de centenares de reos muertos en las aguas del río hizo saltar las alarmas. El muestreo de las aguas reveló en varios tramos una elevada acidez. Frente a las protestas de ecologistas y pescadores, la respuesta de la Consellería de Medio Ambiente consistió en minimizar los hechos, atribuyendo los cambios del ph a las características geológicas del río y a las variaciones pluviométricas, considerando la extrema acidez característica histórica del Eume. En los tramos bajos del río el ph pasa de 7,0, relativamente normal, a 5,1. Aguas arriba, en el río Chamoselo, en las cercanías de las obras de la autovía, se detectó otro foco con un ph de 3,1. La causa se encontraría en la presencia de materiales procedentes de las obras. Limos de color amarillo y metales disueltos ya habían sido descubiertos el año pasado y la Consellería fue alertada de las condiciones claramente adversas para la vida en el afluente del Eume, advertencias que la Consellería desoyó. Otro foco fue localizado en un tramo más bajo, en las cercanías del embalse de A Capela, donde el ph es de 4,74. El posible vaciado del aliviadero del embalse por parte de ENDESA, la empresa explotadora, estaría en origen de este segundo foco, como demuestra la presencia de limos cerca del aliviadero.
Pero la situación no es nueva y las agresiones al río son constantes. Este mismo otoño los ecologistas denunciaron ante Medio Ambiente los daños que estaba produciendo en el río el tendido del gaseoducto que REGANOSA está construyendo para abastecer a la central térmica de Sabón, incumpliendo las medidas previstas para evitar el enturbamiento de las aguas y el arrastre de materiales y poniendo en peligro la supervivencia de la fauna y la flora. En las próximas semanas, además, la empresa trasladará a la zona una excavadora de enormes dimensiones para completar el tendido del tubo sobre los ríos Eume y Mandeo, operación que conllevará la construcción de un dique sobre lo cauce para instalar la maquinaria.
Y por si la nómina de despropósitos no fuese suficiente, este mes de junio ENDESA comenzó el llenado de la antigua mina de lignito de As Pontes, a través de un canal de 3 km, con las aguas procedentes del Eume, con el objetivo de convertir el hueco en un gigantesco lago de 865 ha. Los riesgos de acidificación de la red hídrica por la presencia de ácido sulfúrico, resultante de la oxidación de las abundantes piritas, y su presumible filtración desde el lago, son evidentes. Esto, junto a presencia de metales pesados en las aguas, pone en peligro el ecosistema del Parque Natural das Fragas. Nuevas denuncias de las organizaciones ecologistas no encontraron otra respuesta que el silencio por parte de la Fiscalía de Medio Ambiente.
Ante este panorama, la comisión técnica encargada del seguimiento del estado del río no formuló más propuestas para contrarrestar el proceso de acidificación que añadir 1 000 toneladas de carbonato cálcico para elevar el ph del agua, medida, ademáis de insuficiente, tardía. Esta medida provocó, además, que una de las más interesantes pruebas piragüísticas del país, la Baixada do Eume, tuviese que ser modificada ante la falta de agua en los rápidos, retenida en el embalse para poder controlar lar el ph.
Las responsabilidades parecen claras, no así la actuación del conselleiro de Medio ambiente, Patxi Vázquez, más dispuesto como siempre a defender los intereses de las compañías energéticas que a proteger un espacio natural único.

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