En la carrera de la eficiencia

[Diario de Ferrol] Montse Mayoral
La central térmica de As Pontes tiene el futuro garantizado gracias a su transformación El mundo entero ha vuelto la vista estos días a la controvertida Cumbre del Clima de Copenhague, un encuentro en el que, junto con 193 países, han estado presentes los intereses de fortísimas industrias y el ruidoso pero poco influyente grito de los grupos ecologistas, que ya han calificado de fracaso el resultado de la conferencia. El mercado de “derechos de contaminación” establecido por tras el protocolo de Kioto ha supuesto que las empresas hayan tenido que optar por invertir en instalaciones más eficientes o les salga más a cuenta pagar la multa. La central térmica de Endesa en As Pontes parte de un buen lugar en la carrera de la eficiencia.
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Al margen del resultado de la cumbre de Copenhague los objetivos de la Unión Europea para el cambio climático pueden abocar a numerosas centrales térmicas al cierre. Sería también el caso de la de As Pontes si Endesa no hubiese acometido entre 2005 y 2008 una ambiciosa transformación de sus grupos que permitió recortar un 19% sus emisiones de dióxido de carbono. La disyuntiva se presentó hace años, cuando Europa dictó la directiva 2001/80/CE sobre limitación de emisiones en grandes intalaciones de combustión y la eléctrica tuvo que decidir entre adaptar la central o dejarla morir.
Endesa invirtió 275 millones de euros en la transformación de la central pontesa y le aseguró, con ello, 25 años más de vida útil. El diseño de la actuación comenzó años antes de febrero de 2005, aunque fue en esa fecha cuando se paró el primero de los cuatro grupos. El reciclaje de la central avanzó al ritmo de un grupo por año y requirió, en total, de 2,6 millones de horas de trabajo hombre. Además de adaptar las instalaciones para su funcionamiento con carbón de Indonesia, con mayor poder calorífico y menor contenido de azufre, Endesa construyó la terminal del puerto exterior -lo que se llevó 45 millones del total de la inversión-.
El Protocolo de Kioto, resultado de la anterior Cumbre del Clima que se celebró en 1997, ordenó recortar las emisiones un 5%, con referencia a las de 1990, entre 2008 y 2012. Y la central pontesa lo hizo un 19% con su transformación, con la que consiguió además mantener una central que de otra manera se habría quedado obsoleta y sin carbón de su mina para quemar.
La transformación supuso además una mejora del 7% del rendimiento de los grupos, que incrementaron su tiempo de disponibilidad y rebajaron los costes de operación y mantenimiento. La intervención consistió en ampliar los filtros electrostáticos, sustituir diversos elementos en calderas y turbinas y modernizar, en general, las instalaciones. Del total del presupuesto, 30 millones fueron directamente a la incorporación de equipos directamente relacionados con la protección del medio ambiente, al margen del cambio que supuso pasar del combustible nacional al de importación.
Pese a que la central térmica pontesa no ha conseguido descolgarse el sanbenito de la contaminación -sólo han pasado unos meses desde la última vez que un grupo ecologista se plantó ante sus chimeneas para reclamar el cierre de la instalación- la compañía Endesa señala que hoy por hoy está entre sus complejos más eficientes desde el punto de vista ambiental.
As Pontes expulsa 889 gramos de CO2 por cada kilovatio/hora producido, lo que supone, según los datos de la compañía, evitar la emisión de un millón de toneladas al año. Se ha recortado también, en 1,7 millones de toneladas anuales, la aportación de cenizas al exterior. Endesa recuerda, además, que las instalaciones se han comprometido con el cumplimiento del riguroso sistema de auditoría ambiental EMAS.
El futuro > El futuro es de las energías renovables y el carbón deberá buscar caminos para la eficiencia. En este camino de investigación para reducir las emisiones, la compañía Endesa proclama su posición de liderazgo dentro de Europa, una situación que refrendó la Comisión al otorgar su apoyo financiero al proyecto presentado por la eléctrica para la captura y el almacenamiento de dióxido de carbono. La central de Ponferrada será el escenario de las pruebas: allí se construirá una instalación térmica experimental, de sólo treinta megavatios, para desarrollar el sistema de captura. Después habrá que pensar en el almacenamiento.
En la fase actual Endesa no ha iniciado los estudios sobre dónde estarán los puntos de almacenamiento del dióxido de carbono. Los científicos debaten todavía sobre la mejor ubicación para estos depósitos, bajo tierra o bajo el mar. No obstante, en el hipotético mapa energético del futuro cabe pensar que As Pontes atrapará CO2 antes de enviarlo a la atmósfera y lo trasladará al cementerio que se le adjudique oportunamente. Será una nueva era para la generación eléctrica del carbón y también para la central pontesa.

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