Como en las novelas con los puntos de giro bien definidos, la historia reciente de la central térmica de Endesa en As Pontes ha vuelto a saltar a un escenario insospechado. Dos años y medio después de que la compañía solicitase al Ministerio para la Transición Ecológica el cierre de la que fue una de las joyas de la corona del sistema eléctrico del país, y cuando falta poco más de medio mes para que culminen las garantías de ocupación que había otorgado a su red de empresas, la clausura va a quedar en suspenso. Hoy se celebrará una reunión entre el ministerio y Endesa para abordar el nuevo escenario y los detalles de esta decisión, sobre la que no existe un pronunciamiento público.
No obstante, nadie duda de que el actual panorama energético mundial, con la amenaza de cortes en el suministro de gas a Europa por parte de Rusia, ha sido una de las causas principales que ha motivado ese aplazamiento en la bajada de la persiana de la térmica, junto con una escalada de los precios de la factura eléctrica que continúa dando disgustos a los consumidores. Hace tan solo unos días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió a los Estados miembros que se preparen «para más disrupciones en el suministro de gas, incluyendo un corte completo por parte de Rusia», y anunció la necesidad de actuar con una unión fuerte para que, en el caso de que sea necesario, el gas se distribuya hacia aquellos países más afectados.
Con semejante sombra alargada, en el sector había comenzado a crecer la idea de que el Ejecutivo iba a postergar la autorización de la clausura, para evitar correr riesgos ante un posible escenario de generación desfavorable, en caso de verse comprometida la actividad de las centrales de ciclo combinado —que queman gas para producir electricidad—, que son la garantía de suministro cuando no hay suficiente aportación de las renovables, como ahora con la ola de calor.
Parada desde junio
La central de As Pontes se encuentra inactiva desde la cuarta semana de junio. Si en el encuentro de hoy se abordan los términos en los que podría retomarse la actividad, se concretaría la segunda resurrección de las instalaciones en los últimos meses. El pasado mes de noviembre, en plena escalada del precio de la electricidad debido al incremento en los costes del gas, la generación con carbón volvió a ser competitiva, por lo que la planta se puso de nuevo en marcha.
La eléctrica volvió a comprar mineral y las instalaciones de la terminal descargadora del puerto exterior ferrolano comenzaron a recibir barcos cargados con mineral para la factoría pontesa. Desde finales de noviembre y hasta junio, uno de los cuatro grupos de la central —de 1.400 megavatios de potencia— ha operado de forma intermitente, ya que también sucumbió durante dos meses a una avería técnica.
Hace menos de un mes, la planta agotó el carbón y entonces Endesa determinó que la central dejaría de estar disponible a largo plazo. Argumentó que, a la espera de la autorización del permiso de cierre, para continuar operando tendría que acometer inversiones que no podrían ser amortizables.
La eléctrica, que mantiene que la central está parada mientras espera el permiso de cierre y reafirma su voluntad de continuar en la senda del proceso de descarbonización, inició en los últimos años el plan de clausura de todas sus plantas de mineral del país, y para todas ellas ha obtenido ya la luz verde del Gobierno central, a excepción de la pontesa.
Para la reactivación de esas instalaciones fue necesario que parte de la plantilla de la central que ya había sido desplazada a otros lugares —ante el previsible cierre— retornase a As Pontes para volver a operar la planta. Fueron una treintena de operarios, a los que, a finales de junio, se les comunicó que el 1 de julio volverían a sus puestos. Si se concretan los planes de reactivación de la central, se desconoce si tendrán que deshacer el camino de nuevo.
Fuente La Voz de Galicia