La BBC se apunta a Creative Commons
Cuando se anunció el año pasado mucha gente era escéptica: la idea de que la radiotelevisión británica abriese sus archivos de imagen y sonido para que cualquier persona pudiese utilizarlos parecía demasiado exótica. No sólo se dispone a hacerlo, sino que en un espaldarazo que confirma la importancia de este movimiento la BBC va a utilizar las licencias de uso de Creative Commons. El ‘copyright’ ya no es la única manera de proteger la propiedad intelectual. Se avecina una nueva era de creatividad basada en compartir las ideas, en lugar de encerrarlas. Nuestras leyes, mientras tanto, en la inopia.
En la legislación de propiedad intelectual las cosas están bastante claras: para hacer una copia de cualquier obra de creación hace falta permiso del autor (o propietario de los derechos económicos). Hasta ahora éste era el mecanismo utilizado para compensar a los autores por su trabajo: tu compras una copia material (un libro, un disco) y en esa compra está incluido el permiso del autor, que recibe un (pequeño) porcentaje del dinero. Si no compras la copia, entonces el autor no recibe nada, no tienes permiso, y eso es ilegal. Todas las obras, de entrada (sin permiso) no se pueden copiar. Así ha sido desde la invención del copyright. Así se ha creado una industria y un sistema de gestión de derechos.
Lo que no significa que ésta sea la única manera.
En el mundo digital las copias no tienen entidad material, son perfectas y cuestan cero. En el mundo real las copias van en un soporte físico, son imperfectas (progresivamente más imperfectas) y tienen un coste relativamente elevado. Las leyes diseñadas para uno de estos mundos no tienen por qué funcionar en el otro. Son diferentes.
En el mundo digital tiene perfecto sentido fomentar la difusión de una obra permitiendo su copia sin obligar a pedir permiso previamente. El ‘copyright’, con su presuposición (de entrada, no) dificulta por ejemplo que se hagan discos de mezclas, lo cual perjudica al autor (si su música no está en el circuito hip hop, es menos conocida… luego vende menos).
Entra la sencilla idea del ‘copyleft’, que consiste en adjuntar a cada obra publicada en la Red un permiso de copia bajo ciertas condiciones. Puede usted utilizar esta obra de creación sin preguntar al autor con los límites que este autor desea introducir, que son los siguientes; sigue listado de límites. La genialidad del sistema Creative Commons es que ha facilitado y automatizado la fabricación de estas licencias. Ahora cualquier autor puede dar permiso de copia de antemano y selectivamente. Por ejemplo: esta canción puede ‘samplearse’, pero no copiarse. O este texto puede utilizarse en cualquier uso no comercial, pero no en usos comerciales sin pagar, y no se puede modificar. O esta imagen puede modificarse y utilizarse en cualquier uso sin pagar. Todo ello a voluntad del autor.
Ahora el gran proyecto de difusión de su archivo de la BBC va a proporcionarle a Creative Commons la tracción que necesita para dar a conocer su modelo alternativo. Que está siendo adaptado a la legislación de distintos países, incluída España. Porque cerrar la propiedad intelectual no es la única manera, no importa cuántas veces lo afirmen quienes más interesados está en la conservación contra natura’ del sistema actual. Aquellos que no quieren alternativas que no pasen por sus cabinas de peaje.
Lo que estaría bonito es que en lugar de tener que hacerlo una entidad privada las mismas leyes del Reino incluyeran y aceptaran esta solución. Claro que eso, a lo peor, es demasiado pedir…
Texto: José Cervera