Las obras de la autovía Ferrol-Vilalba amenazan los ríos Eume y Trimaz

Las escorrentías de los taludes de A Mourela y el relleno de la rotonda de Cabreiros contaminan sus aguas.

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[La Voz de Galicia, por Héctor J. Porto] La vida en los ríos Eume y Trimaz está seriamente amenazada. Las obras de construcción de la autovía AG-64 (que une Ferrol con Vilalba, y hace las veces del trazado transcantábrico inicialmente previsto) han removido a su paso por As Pontes la tierra de una zona geológicamente compleja y provocado la contaminación de los regatos que discurren por las inmediaciones del trazado.


Las nuevas escorrentías originadas han llevado a los ríos aguas ferruginosas que han disparado la acidez de su caudal, lo que mata reos, bogas, truchas y las larvas y microorganismos que conforman la base de la alimentación de los peces. Los aficionados a la pesca han dado la voz de alarma reiteradamente y han llevado el caso ante la Fiscalía de Medio Ambiente y las autoridades de la UE, de las que esperan ansiosamente una respuesta que insufle esperanza.
El pH normal de un río -explica Marcos Vázquez Lodeiro, presidente de la asociación deportiva de pescadores vilalbeses- es de 7 unidades. «Si baja a 6 la acidez se multiplica por 10; si llega a 5, por 100; si a 4, por 1.000; si a 3, por 10.000». El pasado jueves, Vázquez midió el pH del regato que desemboca en el Trimaz, a la altura del campo de fútbol de Cabreiros, afectado por las obras de la AG-64, aunque solo el aspecto que sus aguas presentaban a la vista, de un color ocre vivo, era más que suficiente para prever lo peor. El medidor marcó 3,7, lo que significa grosso modo que se necesitarían alrededor de 5.000 litros de agua normal para equilibrar la acidez de un solo litro de este líquido contaminado. La indignación lo reconcome.
El Trimaz se suma a los desastres del Chamoselo -que desemboca en el Eume en el centro urbano de As Pontes- y su afluente Lavadoiro. Ambos riachuelos están absolutamente teñidos de naranja debido a los arrastres de materiales que reciben de la zona de la trinchera de A Mourela, por la que la autovía atraviesa el monte -sobre el que se asienta el polígono industrial de Os Airíos- nada más pasar en sentido Vilalba el viaducto que supera el Eume.
Lo del Trimaz -ya en el vecino concello lucense de Xermade- es un daño colateral. El material extraído de A Mourela sirvió para realizar el gran relleno sobre el que se asienta la rotonda de Cabreiros, donde termina la parte ejecutada de la autovía -el tramo Cabreiros-Vilalba está todavía en obras-. Ese material es el que alimenta las escorrentías que elevan peligrosamente la acidez del Trimaz, que se une al cauce del Magdalena en Vilalba para formar el Ladra.
Vázquez recuerda cómo suspendieron los campamentos del 2008 y el 2009 para trabajar con niños (adjudicados por la Consellería de Medio Ambiente) en el tramo de pesca libre sin muerte del Trimaz, en el área recreativa junto al campo de fútbol. Y es que «non quedou unha soa troita nin unha boga que pescar, que lle ibamos ensinar aos rapaces», se interroga.
En el Chamoselo la contaminación llegó al punto de que hasta hubo que cerrar al uso lavaderos públicos en As Pontes.
A la suma de problemas ecológicos, los pescadores lamentan la ineficacia de la burocracia. La cuenca del Eume está bajo el dominio administrativo de Augas de Galicia, pero no ocurre así con el Trimaz, que aporta sus aguas al Ladra y, por tanto, al Miño, lo que lo sitúa entre las competencias de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.

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