As Pontes y Cerceda, un futuro negro sin carbón

[La Opinión por Fernando González Macías] Las centrales térmicas de As Pontes y Meirama podrían verse abocadas al cierre en un muy corto plazo de tiempo. Los movimientos ecologistas, que desde hace años tanto han luchado contra ellas, tienen motivos para estar de enhorabuena. Su objetivo está al alcance de la mano. Sin embargo, el éxito, si se puede considerar tal, no habrá sido suyo, sino más bien el fruto de una auténtica carambola, que poco o nada tiene que ver con la creación en Galicia de una conciencia colectiva sensible a los problemas del medio ambiente. El Gobierno aprobó y la Unión Europea está a punto de dar el visto bueno al llamado Decreto del carbón. Una normativa que por razones de coyuntura de precios, prima el consumo del mineral nacional, frente al importado, el único para el que son aptas las térmicas gallegas después del proceso de adaptación al que se vieron obligadas por razones medioambientales (o sea, para contaminar menos). Si se prohíbe el carbón importado, As Pontes y Meirama no podrán seguir operando y además los ciclos combinados resultarán seriamente afectados.


Se hallan en juego aproximadamente unos dos mil empleos, entre los de las propias centrales y los indirectos, fundamentalmente transportistas y operarios de las empresas auxiliares. A eso hay que añadir la repercusión que pueda tener en el tráfico portuario, en el actual y en el futuro, especialmente en Ferrol, cuyo puerto exterior tenía buena parte de su razón de ser en este tipo tráficos.
Hace semanas que los alcaldes de As Pontes y Cerceda, socialistas ambos, dieron la voz de alarma ante lo que consideran que puede ser un golpe mortal a las economías de ambas comarcas, que ya conocieron tiempos mejores y que ahora pueden verse abocadas a una situación de crisis irreversible, toda vez que la generación de energía eléctrica es, pese a quien le pese, casi la única actividad industrial de esas dos zonas de la provincia de A Coruña. La Xunta hace suya la posición de los ayuntamientos directamente afectados y pide ser oída y que se tengan en cuenta los intereses de Galicia antes de tomar las correspondientes decisiones. Sin necesidad de esperar a lo que diga el Gobierno de Madrid, la respuesta la dan a bote pronto cualificados representantes del PSOE gallego en las Cortes, personajes como el diputado Xavier Carro, que empiezan por señalar que piamos tarde, y que se dejó pasar el plazo para hacer alegaciones. Y que en todo caso resulta incongruente defender las térmicas gallegas al tiempo que se pretenden potenciar al máximo las energías renovables, que para más INRI están en el origen de las actuales tensiones entre las distintas fuentes energéticas. Por más que se perjudique a quienes viven de las centrales, si se cierran As Pontes y Meirama muchos podrán respirar tranquilos. Se eliminarían de un plumazo dos de los más importantes focos de contaminación, no sólo de Galicia, con lo que nuestro paraíso verde lo sería aún más. Es que encima se pondría fin a una etapa de la historia de este país, una etapa negra -del color del carbón, en la que se impulsó un modelo económico que nos relegaba a meros productores de energía, al precio que fuera, que servía para casi cualquier cosa, menos para nuestro propio desarrollo y para que tuviéramos un futuro.

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