En la crisis que está generando el parón de las térmicas de carbón y que afecta especialmente a la central pontesa, con inversiones por valor de 217 millones, han movido ficha los transportistas, acuciados por casi cinco meses sin actividad, los alcaldes de la comarca, los agentes sociales y la Xunta. Juntos y por separado han emprendido movilizaciones para evidenciar la repercusión que tiene esta nueva crisis en distintos sectores. Ahora, Endesa, que en los últimos meses ha estado probando con distintas materias primas para usar como combustible alternativo al carbón -con unos costes de generación muy elevados, debido al encarecimiento del recibo en los derechos de emisión de CO2- mueve ficha y echa el freno al proyecto de adaptación de la central de la villa eumesa.
Así, ha decidido suspender temporalmente las obras en los grupos 3 y 4 de la térmica. Según fuentes oficiales de la compañía, para buscar eficiencias. Continúan, no obstante, los trabajos realizados en los grupos 1 y 2 y en las zonas comunes de la eléctrica.
Aunque la compañía recalca que la decisión es temporal, la coyuntura actual arroja pocas posibilidades para el optimismo y el sector interpreta esta decisión como el primer paso para el redimensionamiento de las instalaciones. Dicho de este modo, la reducción de la capacidad. Actualmente, la planta tiene una potencia de 1.400 megavatios, que pueden producir sus cuatro grupos generadores.
Como el resto de las centrales de carbón europeas, para funcionar a partir del 2022 tiene que hacerlo bajando drásticamente el nivel de emisiones contaminantes. Aquellas que no cumplan los máximos establecidos, se verán abocadas al cierre. Endesa decidió acometer la transformación de la térmica de la villa eumesa, que consiste principalmente en la construcción de dos nuevas instalaciones: una planta desnitrificadora, que consta de varios tanques de urea, materia que se utilizará para reducir el óxido de nitrógeno; y de una segunda planta desulfuradora -para rebajar el óxido de azufre-, que cuenta con equipos comunes para cada dos grupos.
La decisión de Endesa implica el freno a los trabajos en los grupos 3 y 4, cuando, según fuentes conocedoras de la ejecución del proyecto, solo restan menos de diez millones de euros por invertir. No obstante, el complicado escenario para las térmicas -en un contexto de descarbonización de la economía-, y con un escenario regulatorio gravoso para la generación eléctrica con carbón, hace temer que no vuelvan a retomarse los trabajos.
Búsqueda de soluciones
La empresa insiste en que busca todas las soluciones posibles para que la que en otro tiempo era una de las joyas de la corona del sistema eléctrico español vuelva a operar. A ese marco se adscriben las diferentes pruebas que está llevando a cabo con residuos vegetales y lodos procedentes de depuradoras para ser utilizados como posibles combustibles complementarios.
Debido al elevado coste que implica para las eléctricas producir actualmente con carbón, el uso compartido con otro tipo de materias primas -como las que ahora se exploran- es una de las opciones de viabilidad futura.
Protestas
Mientras, las movilizaciones en defensa de la térmica se retoman este viernes, coincidiendo con el cuarto día de encierro que los transportistas del carbón mantienen en los concellos de As Pontes, Ferrol y Vilalba. Está previsto que representantes políticos -entre ellos, alcaldes de varios municipios de la comarca, como el de San Sadurniño, que llama a la participación-, junto a sindicatos, camioneros y trabajadores de firmas auxiliares, se desplacen a las doce de la mañana a la Xunta en Santiago, en donde serán recibidos por representantes de la Consellería de Industria.
El próximo lunes se repetirá la protesta, pero esta vez será ante la Delegación del Gobierno en A Coruña, a donde acudirán la mayoría de los camioneros con sus vehículos pesados.
Fuente La Voz de Galicia