La Feira do Grelo de As Pontes ilumina la mejor cocina gallega
[La Voz de Galicia] «Mire, isto é así, por máis voltas que lle dean -repetía ayer en As Pontes la dueña de unas madas de grelos que sin duda habrían hecho ya las delicias de aquel García Rodríguez, primer señor de la villa, al que Don Enrique el de las Mercedes tanto le quiso agradecer que lo sacase del lugar en el que lo tenían preso-. O grelo, para ser como ten que ser, para ser un grelo bueno, tense que dar nunha terra ben escrava. Non lle quere outra clase de terra. Non vale unha calquera. Porque cada cousa é para o que é, ¿non lle parece…?».
Llovía, y por momentos mucho, ayer en As Pontes, mientras se celebraba la trigésimo cuarta edición de la Feira do Grelo. Pero ni la lluvia ni el frío de la jornada impidieron que allí se congregasen miles de personas llegadas de los más diferentes puntos del Eume, de Ferrolterra, de la Terra Chá y del Ortegal. Producto estrella de la mejor cocina gallega -casi 900 personas decidieron quedarse ayer a comer en As Pontes, por cierto-, el grelo no solo mantiene intacta su capacidad de convocatoria, sino que esa capacidad de convocatoria va a más. Contra viento y marea, la agricultura tradicional resurge con fuerza. «Aquí se están volviendo a trabajar tierras que llevaban muchísimos años sin trabajarse», recalcaba el alcalde pontés, Valentín González Formoso.
Y probablemente ese resurgir del sector primario no sea del todo una solución frente a la crisis que padece todo el país, como el propio González Formoso apunta, pero al menos «está suponiendo una ayuda importante para la economía de muchísimas familias».
El Domingo de Entroido hizo, de As Pontes y de su Feira do Grelo, una auténtica fiesta, gastronómica y carnavalera al mismo tiempo. Una espectacular cachola de cerdo, tocada con su correspondiente sombrero, contemplaba el espectáculo, en medio y medio de lo que antaño fue el viejo mercado pontés. Y hasta parecía estar, la cachola, en plena Feira do Grelo, muy contenta. «¡Rite, ti rite…! -le decía, al pasar a su lado, un abuelo de boina bien calada y de paraguas colgado a la espalda, sobre la chaqueta-. Rite, si -añadía, sonriendo y sin detenerse-. Que as cousas sonche como acaban, non che son como empezan».
Hubo premios para las cestas mejor adornadas: Eva Garrido, de Val Xestoso, fue la ganadora del concurso, por delante de la pontesa Ana Isabel Pico y de Fidel Vilaboy, de As Somozas. Y el premio a los grelos de mejor calidad fue para Luz Vázquez, de Xermade, con Isabel Ribera, de As Pontes, en segundo lugar, y Dina Franco, también de As Pontes, como tercera.