Caaveiro vuelve a la vida

El monasterio que corona las Fragas do Eume recupera su lustre después de una década de trabajos de rehabilitación cargada de anécdotas y complicaciones que demoraron la obra
[La Opinión] Tras medio siglo de abandono y una década de trabajos de restauración, el monasterio de San Xoán de Caaveiro ha recuperado su esplendor estético. La Diputación, que ha invertido 2, 3 millones de euros en las obras, espera que esta resurrección se traduzca también en una fuente de riqueza turística y económica para la comarca del Eume.


De hecho, la inauguración de la remodelación del conjunto monumental, que corona el mejor conservado de los bosques atlánticos de Europa, contó con la presencia, entre otros, de los alcaldes de A Capela, As Pontes, Pontedeume y Monfero.
Desde que Rodríguez Madero, como presidente provincial, se interesó por primera vez en la recuperación del cenobio, han pasado 37 años. El que ahora ocupa el cargo, Salvador Fernández Moreda, reconoció ayer “momentos de decaimiento, abandono y complicaciones” desde que se inició el proceso de restauración que culminó este mes. “No negaré que hubo quien consideraba que Caaveiro conservaría mejor su encanto romántico reducido al ruinoso estado en el que estaba”, añadió.
Los encargados de coordinar las labores que han devuelto el lustre al emblemático complejo monacal fueron Celestino García Braña e Isabel Aguirre, que al ver su trabajo concluido explicaba albergar una “sensación de vacío, como cuando los hijos se van de casa”. Relató que las mayores batallas las libraron en las negociaciones con Patrimonio y destacó que el proyecto está inspirado por un “afán integrador” y de “respeto por la naturaleza”, principio que ya estuvo presente en la construcción del monasterio que “fue escalando la roca y adaptándose como el nido de un águila”.
De la intervención que reconoce estar más orgullosa es del camino de acceso al cenobio y al viejo molino, que se construyeron “piedra a piedra”. Un mosaico de pizarra que permite el drenaje del agua de la lluvia. Las obras incluyeron desde la recuperación de la cubierta, hasta la limpieza del exterior.
Esta década de trabajos está cargada de anécdotas, según comentó la arquitecta, que recordó que por “la carestía económica” llegaron a buscar piedras en los alrededores del recinto para reutilizarlas.
La ausencia de cobertura de telefonía móvil y de corriente eléctrica generaron otros episodios rocambolescos. Esta última carencia ya ha sido solventada con la instalación de una línea de media tensión subterránea, de tres kilómetros de longitud, que ha hecho viajar al monasterio hasta el siglo XXI. Gracias a esto, Caaveiro no solo dispone de luz, sino que permite que una bomba surta de agua los aseos ubicados en la Casa do Forno. Esta construcción albergará en la planta baja el centro de recepción de visitantes, que contará con una pantalla en la que se proyectarán contenidos audiovisuales. Otra instalación de similares características funcionará en la cafetería, situada en la planta alta, que la Diputación quiere poner en marcha antes de Semana Santa.
San Xoán de Caaveiro permanece abierto a las visitas los festivos y fines de semana durante el invierno, mientras que en el periodo estival no cerrará ningún día.

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