La marcha negra de Pachi contra Madrid

[La Voz de Galicia] La última vez que Zapatero se dejó ver en Galicia fue en Pontevedra. Vino para coronar a Pachi Vázquez como secretario general del PSdeG y cerrar así la rápida operación alentada por José Blanco para mantener el partido a flote tras la pérdida de la Xunta. Ocurría hace año y medio. Y nada hacía presagiar entonces que el nuevo dirigente acabaría envuelto en la bandera blanquiceleste para marchar en manifestación contra el Gobierno del que forma parte la persona que más hizo por auparlo al cargo.
A diferencia de lo ocurrido con la fusión de las cajas, donde Pachi jugó siempre en el campo estratégico de Ferraz, el decreto del carbón le permitió marcar públicamente distancias con Madrid tras verificar su pérdida de influencia en un Ejecutivo central que tiene casi tantos ministros gallegos como frentes abiertos que atender.


Nada más aprobarse el decretazo que desató la marcha negra de la minería gallega, el escenario de una mediación fulgurante ante el Ministerio de Industria encaminada a arreglar las cosas parecía estar en la mente de Pachi Vázquez, que al término de una reunión con los diputados y senadores del PSdeG llegó a ensalzar los aspectos positivos de la normativa y a anticipar mecanismos compensatorios para las zonas afectadas. «E agardo que o diñeiro que se poña na mesa -dijo hace dos semanas- non valla só para mellorar a conta de resultados das empresas, senón para mellorar o tecido social e produtivo que temos aquí».
El problema es que el ministro Miguel Sebastián no solo sigue regateándole la foto de un encuentro bilateral a Pachi, sino que este tiene dificultades incluso para que se le ponga al teléfono. El enanismo que padece el líder del PSdeG en Madrid se vio acentuado desde la labazada recibida por Zapatero, Blanco y Rubalcaba con las primarias ganadas por Tomás Gómez , quien tenía las simpatías de la entente gallega de la Doble V (Vázquez y Varela), los dos ex conselleiros de Touriño que gestionan el PSdeG en un peculiar régimen de gananciales.
El desinterés hacia Pachi contrasta con los agasajos hacia otro dirigente autonómico del PSOE que está en la oposición, el castellano-leonés Óscar López. Blanco lo recibió para escenificar un blindaje de infraestructuras estratégicas, Sebastián lo hizo para abordar las ayudas a la planta de Nissan en Ávila, y el propio Zapatero, para asegurar el plan industrial alternativo a la central de Garoña.
Los 200 metros que Vázquez recorrió el viernes con la marcha negra son un reflejo de toda esta situación, un recurso al pataleo muy al estilo del BNG, protagonizado por quien ahora tiene dificultades para que los suyos lo atiendan en Madrid. La habilidosa Doble V del PSOE gallego arriesga mucho con su actitud, pero no queda otra, porque el verdadero juego de Vázquez & Varela es seguir a flote cuando el zapaterismo y sus artífices se hundan. En su esquema solo hay una pieza que no encaja: Jose Blanco. Porque es este nombre, y no otro, en el que ponen sus esperanzas los alcaldes socialistas de Cerceda y As Pontes para remontar la situación creada por el decretazo.

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